En la actualidad, el Accidente Cerebrovascular (ACV) se ha convertido en una de las principales causas de muerte y discapacidad en todo el mundo. Esta enfermedad silenciosa afecta a un gran número de personas, sin distinción de edad o género. En este reportaje, te invitamos a conocer más sobre el ACV, sus riesgos, consejos y las personas que son más propensas a padecerlo.
Desde el Colegio Médico, explican que un ACV “ocurre cuando algo obstruye el suministro de sangre a una parte del cerebro o cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe. Esto genera daño o muerte de una parte del cerebro, lo que puede provocar daño cerebral, discapacidad o la muerte”.
Esta patología es una afección médica grave que requiere atención de urgencia, por lo que, advierte la colectividad, “cada segundo es fundamental para la supervivencia y disminuir posibles secuelas”.
Por su parte, la Doctora Dominique Lister, neuróloga de Clínica Universidad de los Andes, explicó los alcances de esta enfermedad cerebral que bordea el 25 % de letalidad en Chile. «El ACV es una enfermedad cerebral aguda que se produce cuando se ocluye un vaso, es decir, se tapa, o cuando se rompe una arteria dentro del cerebro. Al primer caso se le denomina infarto cerebral y al segundo caso, cuando se rompe el vaso, se le llama hemorragia o derrame cerebral (…) Los infartos suelen ser más comunes en Chile, aproximadamente, el 70 % de los ACV son infartos cerebrales», señaló.
El ACV puede afectar a cualquier persona, pero existen ciertos factores de riesgo que incrementan las posibilidades de padecerlo. Algunos de ellos son:
– Hipertensión arterial: La presión arterial alta daña los vasos sanguíneos y aumenta las posibilidades de sufrir un ACV.
– Diabetes: La presencia de diabetes dificulta la circulación sanguínea y puede dañar los vasos cerebrales.
– Colesterol elevado: Niveles altos de colesterol pueden producir obstrucciones en los vasos sanguíneos y aumentar el riesgo de derrame cerebral.
– Tabaquismo: El hábito de fumar aumenta el riesgo de sufrir un ACV significativamente.
– Obesidad y falta de actividad física: El sobrepeso y el sedentarismo pueden favorecer la aparición de enfermedades cardiovasculares, incluyendo el ACV.
Personas más propensas al ACV:
Aunque cualquier individuo puede sufrir un ACV, hay ciertos grupos de personas que presentan una mayor predisposición:
– Personas mayores de 55 años: A medida que envejecemos, aumenta el riesgo de sufrir un ACV debido a los cambios en los vasos sanguíneos.
– Personas con antecedentes familiares de ACV: La historia familiar de ACV aumenta las probabilidades de padecerlo.
– Mujeres embarazadas: El embarazo incrementa el riesgo de sufrir trastornos de coagulación, propiciando la aparición de un ACV.
– Personas de origen afroamericano, hispano o asiático: Estas etnias tienen un mayor riesgo de sufrir un derrame cerebral.
Al respecto, la Dra. Lister señaló que «en el caso de los infartos cerebrales existe una ventana de tiempo, donde los profesionales capacitados para la intervención pueden destapar el vaso obstruido, mediante medicamentos endovenosos o por una angiografía con un catéter, pero para eso es fundamental que el paciente consulte a tiempo. Generalmente esta ventana se extiende por menos de cuatro horas».
«La letalidad en Chile es cercana al 25 %. Con el paso de los años la mortalidad ha disminuido cada vez más, se está muriendo menos gente por ACV, pero están quedando con secuelas considerables. Las secuelas van a depender del sitio y del tamaño del infarto, en casos donde el infarto es pequeño, hay mayor probabilidad de rehabilitación en comparación con un infarto de mayor tamaño. Además, dependiendo del sitio en el que ocurra va a haber mayor o menor cantidad de secuelas, pero, por lo general, se han detallado secuelas de tipo motor, de tipo sensitiva o incluso de tipo cognitivas a largo plazo», finalizó.
Consejos para prevenir el ACV:
Afortunadamente, existen diversas medidas que podemos tomar para prevenir el ACV:
– Controlar la presión arterial: Mantener la presión arterial en niveles saludables a través de una alimentación balanceada, ejercicio regular y, en algunos casos, medicación.
– Adoptar hábitos saludables: Evitar el tabaco y reducir el consumo de alcohol. Asimismo, mantener una alimentación saludable y realizar actividad física regularmente.
– Controlar el peso: Mantener un peso adecuado según nuestra estatura y edad reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
– Realizar chequeos médicos regulares: Visitas periódicas al médico para evaluar el estado de nuestra salud y controlar los factores de riesgo.
– Estar atentos a los síntomas: Conocer los síntomas de un ACV, como debilidad facial, dificultad para hablar, pérdida de equilibrio o visión borrosa, y buscar ayuda de inmediato ante su aparición.
El ACV es una enfermedad grave que puede afectar a cualquier persona en cualquier momento. Siendo conscientes de los principales riesgos, los grupos más propensos y los métodos preventivos, podemos tomar acciones para cuidar nuestra salud cerebral. La información y la toma de decisiones informadas son nuestras mejores herramientas para reducir el impacto del ACV y disfrutar de una vida plena y saludable.