Listas de Espera: ¿Hasta cuándo ministra Aguilera? ¿Cuántos chilenos más deben morir para hacer algo y hacerlo bien?
Una de las políticas más desastrosas del Estado en los últimos años, ha sido el determinado segmento en salud, denominado “Listas de Espera”.
Criminal impunidad
Gobiernos que, como política pública han hecho desaparecer listas de enfermos, eliminado a pacientes a quienes se les dio por satisfecha su atención, notificaciones mandadas a la basura y una despreocupación criminal, han sido la tónica.
En los últimos años, además, hemos multiplicado varias veces el número de enfermos GES y no GES en las mentadas listas.
Más todavía, por falta de infraestructura para atender determinadas patologías graves, se ha debido contratar centros médicos en el extranjero, como el caso de Argentina con los centros oncológicos en Radioterapia.
Más de tres millones de compatriotas están hoy en esa situación.
Usted misma, ministra, Ximena Aguilera -de quien me alegré profundamente de su llegada al misterio, sea dicho de paso-, expuso ante la comisión de Salud del Senado los “avances del Plan nacional para disminuir las listas de espera”.
En la oportunidad afirmó que, en promedio, las y los pacientes aguardan ocho meses para recibir una consulta de especialidad y más de diez meses para una intervención quirúrgica.
Me permito señora ministra, respetuosamente, refutar esos datos ya de por sí escandalosos. Tanto, como han aumentado los enfermos en lista (y fuera de ella maliciosamente).
No perder la memoria
Un poco de historia nos muestra que en el primer gobierno del expresidente hoy fallecido, Sebastián Piñera, la Contraloría General de la República acreditó tras años de investigación, que las listas de espera fueron reducidas de manera artificial en el Hospital San José.
Así quedó de manifiesto el 4 de diciembre de 2017, oportunidad en que el contralor de entonces, Jorge Bermúdez, aprobó el sumario sugiriendo la “destitución” del ex director del Hospital San José, el médico Raúl Hernán Vásquez Cataldo, y de su colega Rodrigo Gutiérrez Soto, ex encargado de la Clínica/Policlínico Maruri.
Vea la resolución Resoluciòn.Contralor.Maruri
La estrategia infame era derivar al centro asistencial de Maruri pacientes del San José que figuraban en listas de espera, presuntamente para recibir atención especializada.
Supina maldad
Pero, como lo comprobó la Contraloría, eso era mentira y no ocurría, entonces, eran borrados de las listas, aunque sus patologías no habían sido resueltas.
El propio exministro Mañalich reconoció que casi 80 mil personas fueron eliminadas “administrativamente” de las Listas de Espera.
Hace pocos días, nos enteramos con estupor, cómo en Talca, fueron encontradas en un basurero un número aún indeterminado de cartas de notificaciones a pacientes para asistir a atenciones por meses y hasta años esperadas. Jamás llegaron a sus destinatarios. Al no concurrir, por ignorar la citación, eran borrados de las listas.
Nuevamente el desprecio por los enfermos catastróficos volvió a ser, recientemente, motivo de impudicia.
Más de 300 mil interconsultas fueron eliminadas al interior del Hospital Sótero del Río. No muy distinto a lo acontecido casi simultáneamente en el Hospital de Temuco y en el de Antofagasta, donde existen graves anomalías en las listas quirúrgicas.
Con motivo del tratamiento de la Ley de Presupuesto del sector Público, se develó para justificar el financiamiento de Salud, un dato aterrador. El subsecretario de Redes Asistenciales, Osvaldo Salgado, dio a conocer el estado de las listas de espera GES y no GES.
En total, el personero informó que, a junio de 2024, había alrededor de 2 millones 800 mil casos en espera, de los cuales un 88% son para consultas nuevas de especialidad y un 12% para intervenciones quirúrgicas.
Aunque se diga lo contrario, 2 pasos adelante y 3 para atrás
Hoy, esa cifra ha aumentado y lo seguirá haciendo, porque casi nadie está de verdad y con convicción, haciendo nada.
Sabe lo peor, las listas de espera relacionadas con cáncer, casi 10 mil, son las más que han aumentado. Tal como lo reconociera la ex subsecretaria Paula Daza en la misma oportunidad, es urgente avanzar en una propuesta que se haga cargo de estas listas de espera.
Hay que reconocer que desde el Congreso se ha hecho un intento serio de obtener soluciones para subsanar o, al menos, paliar esta desgracia nacional.
No todo es malo, pero aún ni siquiera se mitiga el drama
El Senador del Partido Socialista, Juan Luis Castro, quien interpeló a la ministra en la Comisión de Salud: “¿Cómo si desde el año 2017, fin del Gobierno de la presidenta Bachelet, existe el SIGTE (Sistema de Gestión de Listas de espera) durante todo el Gobierno de Piñera y más de la mitad del actual Gobierno, aún no se ha podido normalizar un sistema informático unificado nacional?”.
Ciertamente es inexplicable que aún no se avance a un sistema moderno, unificado y que no dé paso a errores de registro, que es lo que alegan estos gobiernos para justificar lo injustificable.
Datos duros, demasiado duros
Pero volvamos a los datos duros, que son los que muestran el deterioro y abandono de cientos de miles de personas, desde niñas y niños hasta gente de mayor edad, de aquellos que un día no es uno más, es uno menos.
Según los datos entregados por las autoridades, hoy hay 2.921.175 casos No GES esperando atención, de los cuales 365.357 son intervenciones quirúrgicas con un promedio de espera de 10 meses, y más de 2,5 millones son consultas médicas especializadas con esperas de 8 meses.
Sume a eso los 86 mil pacientes bajo el Plan GES fuera del plazo en que debieron tener la atención que indica la ley. En Chile mueren al menos 100 personas al día estando en listas de espera.
Burocracia que mata
¿Y quiere más? En nuestro país las listas de espera GES, a las cuales se le otorgan garantías exigibles y tiempos máximos de atención (actualmente corresponden a 87 problemas de salud vigentes), se distinguen de las listas de espera No GES, donde entran las patologías que no están priorizadas con el programa AUGE – GES.
Por lo mismo, las demoras en la resolución de problemas GES son tratados administrativamente como “retrasos e incumplimientos de garantía legal” y no como lista de espera, contando para ello con un sistema de registro separado (SIGGES3 en vez del SIGTE4 utilizado para la gestión de otros problemas de salud).
¿De cuántas personas, pero además familias y dramas estamos hablando?
A esas escandalosas cifras sume “los errores en los datos durante las auditorías en distintos recintos”, como llamó el subsecretario de Redes Asistenciales, Osvaldo Salgado, a las monstruosas eliminaciones en los registros, en algunos casos de manera maliciosa, de personas, sí, personas y no solo números que fueron borrados, dados por atendidos o lisa y llanamente mandados a la basura.
A qué seguir. Parte el alma.
Usted ministra ha dicho “lo que pueda dar solución a las irregularidades en las listas de espera, es la interoperabilidad”. Es posible, pero ciertamente es volver a colocar el sillón de don Otto en su lugar, no atender el fondo de lo que allí pasa.
Debemos buscar soluciones no convencionales, han señalado académicos, como ¿seguir mandando fuera del país a atenderse a personas sin recursos para sostener los costos?
¿Sabe usted cómo define el propio Minsal a las “listas de espera”?
Las describe como “(…) aquella lista de enfermos a los que el médico u otro profesional habilitado ha indicado una intervención de cualquier tipo y que, por razones ajenas a la voluntad del enfermo, tienen que esperar para ser atendidos” (MINSAL, 2023).
Si la razón -y por lo mismo responsabilidad- es “ajena a la voluntad del enfermo”, entonces, ¿de quién es?
Nada personal
Ministra Ximena Aguilera, usted es hoy, la piedra de tope o, dicho de manera más positiva, quien tiene la sartén por el mango. ¿Cuándo golpeará la mesa y exigirá de las demás autoridades del Estado, su propio gobierno, Congreso (incluida la oposición inútil en este tema que en nada ha aportado realmente), Poder Judicial y ante quién sea para que el tema Listas de Espera sea una Emergencia Sanitaria?
Sí, porque el cáncer y las enfermedades catastróficas, dado su número y mortalidad se han transformado en una verdadera Pandemia. Solo en 2022, 38.564 personas fallecieron sin atención y esperando por una consulta médica o una cirugía.
No se queda allí.
Fallecieron además 5.437 personas con alguna garantía GES no atendida, incluso algunos pacientes con más de una, pues ellos suman 6.110 garantías incumplidas. Datos duros reconocidos en informes oficiales gubernamentales.
Usted, la ministra y todos sabemos que, tras cada enfermo catastrófico, tras cada caso de cáncer hay una familia, un drama, sufrimiento y empobrecimiento.
¿Cuántos chilenos, cuántas personas más tienen que morir para que se reconozca que estamos fren a una Emergencia Sanitaria y se destinen los recursos, no solo monetarios, sino que además de personal e instalaciones para atender la emergencia?
Listas de espera: ¿Hasta cuándo ministra Aguilera?
Un dato ilustrativo. En el conflicto de Gaza han muerto cerca de 40 mil personas. Similar número de personas muere en Chile cada año sin atención. Lo llamamos genocidio.
Es cierto, acá el verdadero genocidio no es por raza, religión, etnia, política o nacionalidad, no. Es por desidia, por inoperancia y, espero no pensar algo peor.
También es cierto, este problema no es solo de este gobierno, es de Estado, tampoco es personal suyo, pero usted señora ministra, hoy es la ministra de Salud y tiene la palabra.