Internacional

Se cumplieron 60 años desde el discurso de Martin Luther King: «Yo tengo un sueño»

Antonia Mundaca

Este lunes 28 de agosto se cumplieron 60 años desde «Yo tengo un sueño» el famoso discurso del activista por los derechos civiles, Martin Luther King.

Hace 60 años, el 28 de agosto de 1963, el líder activista del movimiento de derechos civiles en Estados Unidos, Martin Luther King se plantó en las escalinatas del Monumento a Lincoln en Washington para contar sus sueños: su deseo de coexistencia entre blancos y afroamericanos.

«Yo tengo un sueño»-I have a dream-, se tituló el famoso discurso. Con elementos retóricos dignos de quien fue el ministro bautista, King sermoneó a miles de estadounidenses que hasta el día de hoy recuerdan sus palabras.

Desafortunadamente, 60 años después de ello, la segregación racial prevalece en Estados Unidos con crímenes de odio como el ocurrido en Jacksonville, Florida el pasado domingo 27 de agosto.

A través de un arma obtenida legalmente, un hombre de 21 años mató a tres afroamericanos. Según informes del FBI, el imputado sostenía una ideología racista y odio hacia los afroamericanos.

Parece lejano el sueño de Martin Luther King.

 

El discurso

A continuación, Está Pasando presenta un fragmento del discurso que hace 60 años atrás, llevó a Martin Luther King a Washington, DC.

«Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño «americano».

Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: «Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales».

Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad.

Sueño que un día, incluso el estado de Misisipi, un estado que se sofoca con el calor de la injusticia y de la opresión, se convertirá en un oasis de libertad y justicia.

Sueño que mis cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad.

¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que un día, el estado de Alabama cuyo gobernador escupe frases de interposición entre las razas y anulación de los negros, se convierta en un sitio donde los niños y niñas negras, puedan unir sus manos con las de los niños y niñas blancas y caminar unidos, como hermanos y hermanas.

¡Hoy tengo un sueño!
Sueño que algún día los valles serán cumbres, y las colinas y montañas serán llanos, los sitios más escarpados serán nivelados y los torcidos serán enderezados, y la gloria de Dios será revelada, y se unirá todo el género humano.

Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la cual regreso al Sur. Con esta fe podremos esculpir de la montaña de la desesperanza una piedra de esperanza. Con esta fe podremos trasformar el sonido discordante de nuestra nación, en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe podremos trabajar juntos, rezar juntos, luchar juntos, ir a la cárcel juntos, defender la libertad juntos, sabiendo que algún día seremos libres.»

 

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