Política

Hay tiempo para todos, pero solo una lo aprovecha

Víctor Maldonado R. Sociólogo

Licenciado en Sociología y Magíster en Ciencias Políticas, ambas de la Universidad de Chile.

La expresidenta está haciendo uso en sus declaraciones de lo mismo que en otras ocasiones se le ha criticado: alienta a la aparición de rostros nuevos, “aunque no necesariamente jóvenes”, pide calma, señala con rostro de sorpresa que parece que todos están muy apurados cuando hay suficiente tiempo.

Puede que la centroizquierda no haya escogido candidato presidencial, pero lo cierto es que la derecha sí escogió su principal antagonista. Eso se explica por una necesidad de la misma oposición, en particular de su versión más extrema.

Los republicanos tienen candidato, pero eso no significa que su desplazamiento sea fácil para él en tiempos de campaña. Este es un partido que tiene mucha confianza en que le va a ir bien, pero eso lo consigue vinculándose con el descontento ciudadano, no obligándolos a adherir a una posición política.

Como resultado, el recorrido de Kast por el país tiene de dulce y de amargo, porque es el líder de su movimiento, pero pegarse demasiado a él puede limitar las posibilidades de sus candidatos. El contacto en terreno no le basta.

Sea cual sea la estrategia que hayan escogido, lo cierto es que no está resultando porque Kast está pegado en las posiciones ya conocidas en las encuestas, lo que quiere decir que sus posibilidades no han mejorado.

Ahora Kast ha decidido atacar a Michelle Bachelet por un diagnóstico sobre sus posibilidades de competir y, más todavía, porque es un candidato polarizado que no ha tenido con quién antagonizar durante todo este tiempo. Lo intentó con Gabriel Boric a quien denostó, dentro y fuera del país, pero sin que lograra despertar mayor interés con el uso de este recurso.

¿Va a resultarle este nuevo intento? Difícilmente, porque para pelear, como para bailar tango, se necesitan dos. El gran problema con el que tropezará es que la expresidenta está dosificando bien sus apariciones públicas, sin desaparecer ni sobreexponerse. Aceptar provocaciones es de novatos y Bachelet no lo es.

La expresidenta está haciendo uso en sus declaraciones de lo mismo que en otras ocasiones se le ha criticado: alienta a la aparición de rostros nuevos, “aunque no necesariamente jóvenes”, pide calma, señala con rostro de sorpresa que parece que todos están muy apurados cuando hay suficiente tiempo.

Bachelet tiene toda la razón. En esta oportunidad no le pueden decir que le está haciendo sombra a nadie. No está en el poder. No ha declarado nada, ni desalentado a ninguno. Que los que quieran salir a la cancha, salgan no más.

No es culpable de lo que otros no logran. Y, sin embargo, con lentitud, pero constancia, está cada vez más en el centro de la escena y en las encuestas va mejorando posiciones sin gran agitación de su parte.

Bachelet afirma de modo impecable que los inquietos no evalúan que, a igual distancia de la presidencial anterior, Boric ni siquiera era candidato. Lo cierto es que, en esto de las presidenciales, nadie se baña dos veces en el mismo río.

Los caminos no se repiten, como la vez anterior, cuando se desecharon las alianzas principales y se tenía a disposición, como reserva, una generación de reemplazo sin mácula. Es algo que no se puede repetir. Ese es camino recorrido.

Hoy, parte de la coalición antes desechada ha sido central en la administración del poder; la generación de reemplazo es la llamada (por ahora) a ser reemplazada y Boric no ha generado una sucesión indiscutida. Los tiempos están siendo administrados por la expresidenta, algo notable y una señal de lo que puede venir. Queda tiempo, claro, pero no juega a favor de todos por igual.

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