Stephan Schubert, miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores, señaló: «La ONU busca imponer una agenda, cuyo objetivo es reducir la autonomía de los países, no dejando espacio para tomar decisiones que se ajusten a sus realidades soberanas».
Añadió que este sería el tercer intento de la ONU, tras los Objetivos del Milenio (2000) y la Agenda 2030 (2016), de imponer metas que, según él, van en contra de la familia y los valores fundamentales que defiende la mayoría de los chilenos.
AGENDA 2030
Schubert también cuestionó el costo de la implementación de la Agenda 2030 en Chile, criticando que se busque nuevamente imponer una nueva agenda sin un debate democrático.
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«¿Cuánto costó la implementación de la Agenda 2030 para el Estado de Chile? No conocemos aún qué ha pasado con la Agenda 2030 y nuevamente se busca la imposición de una agenda que no conocemos y cuyos principios fundamentales, por lo que sabemos, ni siquiera han sido debatidos democráticamente. Nos están haciendo firmar un cheque en blanco con objetivos internacionales que ni si quiera garantizan resultados óptimos», afirmó.
LLAMADO AL GOBIERNO
El diputado instó al Gobierno a concentrar los recursos en resolver problemas urgentes, como la delincuencia y la seguridad. «Este gobierno nuevamente da muestras de su miopía cortoplacista e irresponsabilidad fiscal. Ellos se van el próximo año, pero dejan amarrado al Estado de Chile con compromisos económicos internacionales y una agenda ideológica de causas fallidas, que ya se comprobó que no traerán mayor equidad ni desarrollo para los chilenos», subrayó.
Schubert anunció que citarán al canciller Alberto Van Klaveren ante la Comisión de Relaciones Exteriores para aclarar los compromisos que asume Chile con este nuevo pacto y las implicancias de la Agenda 2045.
BANCADA REPUBLICANA
Finalmente, la Bancada Republicana expresó su rechazo a la Agenda 2045, destacando que aunque algunos de sus objetivos son loables, como la lucha contra la pobreza y el acceso al agua, consideran que estos proyectos someten a los países a la influencia de organizaciones internacionales con intereses ajenos a Chile.
«Son proyectos declarativos, con objetivos muy loables en su mayoría como la búsqueda de la paz mundial, la eliminación de la pobreza y el facilitar el acceso al agua para toda la humanidad, pero que en el fondo, contienen elementos muy nocivos para distintos países, al someterlos a la dependencia de las organizaciones internacionales, dominadas por agendas y agentes ideológicos que buscan promover otros intereses y objetivos. La Agenda 2030 fue un fracaso total que costó miles de millones de dólares a todos los países del mundo y ahora nos quieren imponer una extensión al 2045 para seguir promoviendo una agenda ajena a los objetivos e intereses de Chile», concluyeron.
