Nacional y economía

Médium: Una conexión desde lo inexplicable

María Fernanda Pavez

En palabras simples, es quien afirma tener la capacidad de percibir y transmitir mensajes de seres que no están en el plano terrenal.

Según la definición de la RAE, un médium es una persona a la que se le considera dotada de ciertas facultades que le permiten actuar de mediador en la consecución de fenómenos que generarían una comunicación con los espíritus.

En palabras simples, es quien afirma tener la capacidad de percibir y transmitir mensajes de seres que no están en el plano terrenal.

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No se trata de una actividad cuya práctica y resultado tengan una explicación científica; todo lo contrario, en lo que concierne a la ejecución y resultado de esta habilidad, la esencia está en creer.

“La primera vez que hice una conexión fue porque un fallecido recurrió a mí un par de veces y me lo pidió. Jamás había hecho una sesión de manera formal y accedí porque ese ser insistió en que le dijera a su madre que su partida había sido producto de un accidente, no de un suicidio. Desde ese momento me di cuenta de que con mi don podía ayudar a personas en sus sufrimientos”, nos confiesa Marta Serrano, médium con 50 años de experiencia.

«ALGO DEL DEMONIO»

Desde niña veía a seres que habían fallecido. Al cumplir los 10 sus papás decidieron enviarla al psicólogo.

“Mi mamá decía que era el resultado de un trauma, porque éramos varios hermanos y no me prestaban mucha atención. En mi adolescencia tuve que ir dos veces donde un sacerdote porque, a ojos de mis cercanos, no era normal que yo viera muertos y, lo más probable, es que fuera algo del demonio”, cuenta.

“Jamás aceptaron lo que me pasaba, no había posibilidad de que me dieran la razón. Me vi obligada a guardar el secreto porque, en esos años, algunas enfermedades mentales eran tratadas con electroshocks e internaciones que más que ayudarte te hacían peor. Yo sabía que no estaba loca y opté por el silencio hasta que me transformé en una adulta”.

“Existen tantos prejuicios y desconocimientos de este tema que quisiera poder aclarar algunos. Primero, esto no es algo oscuro, no hacemos nada malo ni dañamos a nadie. Siempre dicen que es mentira, que es falso o que es imposible. Yo invito a esas personas que se atrevan a hacer una sesión y se van a dar cuenta de que hay señales, demostraciones y evidencias que serían imposibles de adivinar”, asegura Marta Serrano mientras busca algunas grabaciones en formato cassette que guardó de recuerdo en su casa camino al Cajón del Maipo.

“Siento que esto no es un problema, es un regalo. Pese a que casi termino en un psiquiátrico de esos muy tétricos de antaño, pude devolverle la paz a muchísimas personas que ya no tenían fuerzas para enfrentar nada más en sus vidas”.

“Si esto no es real dime entonces qué es”, plantea como antesala de la reproducción de uno de los audios que tenía guardado.

UN TATUAJE ESPECIAL

En la sesión Fermín pide hablar con su única hija. Durante su solicitud el hombre muestra un tatuaje en su antebrazo con el nombre de Pamela.

De inmediato la médium dice: “Ella me está mostrando ese mismo brazo, pero con el nombre de usted”. Sorprendido reveló que la joven se lo había hecho apenas cumplió los 18 años, en honor al amor que se tenían. Posteriormente, él hizo lo mismo, pero cuando ella ya había partido”.

El objetivo de la conexión era para que este padre pudiera aclarar una duda que le había generado mucho sufrimiento. Necesitaba saber si ella había dejado de existir por un accidente o porque su expareja lo había provocado.

“Papito, a mí nadie me hizo nada. Quise acercarme a la orilla para tomarme fotos y perdí el equilibrio. No alcancé a pedir ayuda. Fuiste el mejor padre que pude haber tenido. No guardes nuestras fotos juntos”.

Marta nos entrega un vaso con agua y menciona: “No te imaginas el alivio y el amor que puede generar esa conexión para los que sufren por un ser querido. ¿Cómo no ayudarlos?”.

Finalmente afirma: “Ya no hago sesiones, pero uno siempre va a hacer conexiones con las almas que partieron. Estoy vieja y mucho más sensible. Gracias a Dios sé que hay generaciones nuevas que están pudiendo vivir de sus dones, sin que nadie las enjuicie como lo hicieron conmigo”.

“Antes, por lo menos en mi época, todo era por boca a boca, así llegaban los consultantes. Ahora todo es diferente. Eso hay que aprovecharlo, yo ya hice bastante. Esta vieja ahora debe conectar sólo con la vida antes que sea yo la que hable desde otro plano”.

“ME PARECIÓ RIDÍCULO”

José Luis es periodista. Hace una década falleció su esposa de una enfermedad terminal. En su última semana de vida él estuvo de viaje fuera de Chile por cosas de trabajo.

Para cuando ella ya estaba teniendo pocos momentos de conciencia decidió tomar un vuelo para despedirse de la mujer con la que compartió 12 años.

No alcanzó a cumplir su objetivo. Desde ese día quedó con la inquietud de no haber estado en el momento que más lo necesitaba.

“Me recriminé un montón de cosas. De partida, el haber salido sabiendo que en cualquier minuto podía perderla. Siento culpa, porque en muy pocas ocasiones la abracé y le dije ‘te amo’. Tenía la impresión de que era siútico e innecesario, porque los sentimientos se demuestran con hechos. Todo eso me hizo sentir un ser humano despreciable. Pasé muchos años con eso en la cabeza y atravesé una depresión dantesca”, narra.

Una navidad escuchó que uno de los integrantes de su familia había asistido donde una médium.
“Lo contó con tanta felicidad que primero me pareció ridículo. ¿Quién en su sano juicio puede ponerse feliz de, supuestamente, hablar con una persona amada si nadie podía asegurarte que era cierto?”.

“Me era imposible concebir que alguien con educación y con un título universitario a su haber pudiera ser tan inocente. La critiqué tanto que me dijo, ya con enfado: ‘mira, contigo no se puede; yo te voy a llevar a ver lo que pasa y ahí vamos a ver si sigues pensando lo mismo’”.

“ERA ELLA”

“Fui con mucha vergüenza. Ojalá nadie me viera, porque estaba siendo parte de lo más absurdo que había participado”, revela.

“La médium fue muy acogedora. Con mucha educación y tino le pedí que me perdonara, pero no creía. Ella se rio y ahí todo lo que sucedió me dejó estupefacto”, relata el comunicador.

“Sin preámbulo lanzó: ‘tu esposa dice que siempre has sido así, terco, incrédulo de todo. Ella dice que nunca quisiste un matrimonio chamánico, por lo mismo’”.

“Quedé en blanco. Así fue, la mujer que nos atendía no tenía manera de saberlo. Por primera vez en muchos años la sentí cerca, sin mentirte, la sentía a mi lado, era impresionante”, agrega con la voz quebrada.

“El momento que siempre esperé estaba haciéndose posible. Le rogué que me perdonara por no llegar a decirle adiós. Que eso yo no iba a sanarlo jamás, pero en cosa de segundos reaccionó”.

“Recuerdo con exactitud que me hizo saber que no había nada que perdonar, que tenía totalmente claro todo el amor que yo sentía. No conforme con eso me advirtió: ‘Quiero que sepas que fui yo quien no quiso que me vieras partir; esa escena iba a ser muy dolorosa. Preferí que te quedaras con una mejor imagen de mí’”, relata.

“Era ella, no pudo haber sido otra. En ningún momento le manifesté mis inquietudes a la médium. Estoy absolutamente seguro de que era ella”, afirma ahora con una gran sonrisa.

Continua: “Jamás en mi vida voy a olvidar ese mensaje. Tantos años de atención psiquiátrica y nada me daba calma, hasta que volví a contactarme con ella”.

“Los médiums tienen un don que, aunque no tenga explicación, entregan la oportunidad de hacer la conexión más importante de tu vida”. sentencia.

TEMOR A LO DESCONOCIDO

“Los hombres y mujeres que buscan conectar con sus seres queridos fallecidos no lo hacen por la curiosidad de ver lo que pasa. Lo hacen para buscar una respuesta, saber si están bien, conocer los motivos de su partida, por necesidad de despedirse o, simplemente, para cerrar un ciclo del duelo”, asegura Jacqueline Gallegos médium conocida como Celeste Médium.

Al igual que Marta, comenzó a ver almas siendo muy niña y a lo largo de su juventud todo se fue acentuando.

“Contamos con una herramienta que ayuda a las personas, no solamente a recibir mensajes, sino que además a trascender el duelo, aceptar y comprender la muerte como un momento de la evolución del ser. Un viaje a un lugar muy especial que todos en algún momento vamos a conocer”, asegura.

“Este mundo no lo es todo, hay otro plano al que llegan los que parten y ellos también pueden comunicarse. Quienes actuamos como puente podemos verlos, oírlos, olerlos”.

“En una conversación siempre darán señales o pistas que le ayuden a los consultantes a confirmar que son quienes buscan. Toda esa información contribuirá a saber que la persona fallecida, efectivamente, participa de ese encuentro”, afirma Gallegos.

“Todavía existe mucho escepticismo, desconfianza en lo que hacemos, e incluso hay personas que se burlan. Comprendo que el hombre le teme a lo desconocido, o no cree en lo que no está comprobado por la ciencia, pero simplemente es, nadie está obligado a creer”.

«HABLAN SOLO SI QUIEREN»

“Quisiera ser transparente en aclarar un punto. Las personas fallecidas hablan sólo si quieren. Es más, también dicen lo que quieren. Me refiero a que, en oportunidades, serán quienes decidan llevar la conversación. No todo es como el consultante lo planea, ellos también son libres de hacer lo que desean. Por lo general, acceden siendo muy cálidos, pero si no les interesa hacerse presentes hay que respetarlos”, dice.

Posteriormente narra: “Tengo experiencias muy emocionantes, porque a pesar de que se trata de seres que ya no están en la tierra, queda esa sensación de que, por un momento, pudieron reunirse y darse unos minutos o segundos muy valiosos e inolvidables”, cuenta con orgullo desde su espacio de trabajo.

La también conocida como Celeste, publica varias de sus sesiones en redes sociales, con previa autorización de quienes la contactan. Llama la atención los detalles que puede entregar en poco tiempo.

“Han venido a conectarse con madres, padres, hijos, abuelos, amigos, todos los lazos, y en todos el resultado ha sido el mismo. Siento que para nadie ha sido un sufrimiento y eso lo hace especial. Existe una energía muy linda y, para mí, es porque nuestros fallecidos son quienes la envían para no generar un sufrimiento y, al mismo tiempo, quienes están con vida tengan la certeza que su presencia siempre estará, aunque no los puedan ver”.

«ALGO MUY PERSONAL»

La psicóloga, María Francisca Villagrán sostiene que, desde la medicina, específicamente desde salud mental, no hay quien hable de los médiums como una actividad que fundamente el escuchar voces, ver personas o poder percibirlos desde ningunos de sus sentidos, pero sí puede identificarse el dolor que significa un duelo.

“Esto no es algo que responda a una cantidad de tiempo específico, ni mucho menos existe un procedimiento para enfrentarlo y salir adelante de esa pérdida. Eso es algo muy personal e incierto. Lo importante es encontrar una manera de llevarlo para poder salir adelante”.

“He tenido pacientes que han llegado a encontrar la paz acudiendo a personas que aseguran tener la capacidad de comunicarse con los muertos y los resultados han sido muy favorables. Siempre hay quienes quieren abusar del dolor y la ilusión de los que sufren, pero es un hecho que, según varios testimonios, ese recurso sin fundamento científico genera una respuesta positiva”, comenta.

“Una como profesional no puede recomendar o guiar a sus pacientes a algo de lo que no existe certeza, pero si debe incitarlo a acudir a acciones que le hagan bien y le entreguen la calma, el consuelo y la fuerza que necesitan”, agrega.

“Cada uno es libre de actuar y de intentar conseguir algo que les permita sanar, entonces no puedo decir lo que está bien o lo que está mal”.

“Lo importante es creer”.

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