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Así planificó Israel el ataque a cúpula de Hezbolá

Editado de agencias y medios internacionales por Cristian Navarro H.

Así planificó Israel el ataque a cúpula de Hezbolá
¿Cómo logró Israel infiltrarse, sabotear miles de equipos de comunicación de Hezbolá y asestar un golpe decisivo a su liderazgo?

Las agencias de inteligencia de Israel, Mossad y Shin Bet, fueron muy criticadas por no haber anticipado el ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023.

Sin embargo, estas agencias han desempeñado un papel esencial en Líbano, debilitando a Hezbolá al asesinar a altos mandos como Hassan Nasrallah y destruir su infraestructura.

¿Cómo logró Israel infiltrarse, sabotear miles de equipos de comunicación de Hezbolá y asestar un golpe decisivo a su liderazgo?

El 28 de septiembre de 2024, el ejército israelí anunció que Hassan Nasrallah, líder de Hezbolá, murió en un ataque aéreo en Beirut. Retratos de Nasrallah colgaban en los suburbios del sur de Beirut, un día después de su muerte. Este suceso marca un punto culminante en la ofensiva israelí contra la organización chií, debilitando a Hezbolá tras semanas de ataques contra sus líderes e infraestructura.

Durante décadas, Nasrallah se posicionó como un enemigo formidable de Israel, liderando una organización considerada una de las mejor armadas de la región y una gran amenaza.

Sin embargo, en menos de un año, Israel ha eliminado a figuras clave como Ibrahim Aqeel, Fuad Shukr y el propio Nasrallah, gracias a su estrategia de espionaje.

El papel crucial del espionaje israelí

El 7 de octubre de 2023, Hamás lanzó un ataque sorpresa en Israel, lo que desató fuertes críticas hacia las agencias de inteligencia israelíes.

Cuestionaron duramente al Shin Bet, encargado de la seguridad interna, y al Mossad, responsable de las operaciones exteriores. Sin embargo, demostraron su capacidad de respuesta al ser clave en la ofensiva en Líbano, que comenzó en septiembre de 2024..

Un artículo de The New York Times destaca que Israel ha intensificado su espionaje en Líbano desde la guerra de 2006.

Durante ese conflicto, la incapacidad de Israel para derrotar a Hezbolá fue evidente, a pesar de la promesa del entonces primer ministro Ehud Olmert de destruir al grupo tras el secuestro de dos soldados israelíes. En los 18 años que siguieron, Hezbolá se fortaleció, pero Israel también mejoró sus capacidades de espionaje.

Interceptación de comunicaciones

La Unidad 8200 de Israel ha jugado un papel central al interceptar las comunicaciones de Hezbolá, utilizando internet y teléfonos móviles. Además, la mejora en la captación de imágenes satelitales y drones permitió mapear con precisión la estructura de la organización.

Ante esta situación, Hezbolá cambió sus comunicaciones a dispositivos más rudimentarios, como walkie-talkies y buscapersonas. Sin embargo, Israel logró infiltrarse en estos dispositivos y, entre el 17 y 18 de septiembre de 2024, detonó miles de ellos, sembrando el pánico en Líbano y debilitando moralmente a Hezbolá.

El espionaje también permitió rastrear a importantes líderes de la organización. Así, Israel localizó y asesinó a Fuad Shukr en julio de 2024 y a Ibrahim Aqeel en septiembre del mismo año.

Nasrallah, quien llevaba años oculto en un búnker en el sur de Beirut, fue el siguiente objetivo. Según investigaciones, drones israelíes bombardearon su refugio con bombas BLU-109 equipadas con el sistema de precisión JDAM.

Consecuencias de la muerte de Nasrallah

La muerte de Nasrallah ha sido un golpe devastador para Hezbolá y ha generado incertidumbre sobre el futuro del conflicto en Líbano.

Esta operación, aprobada por el primer ministro Benjamin Netanyahu, fue una de las más audaces contra un líder chií de tal envergadura. Estados Unidos, principal aliado militar de Israel, declaró no estar al tanto de la operación hasta que ocurrió, lo que ha generado fricciones entre Washington y el gobierno de Netanyahu.

Este ataque plantea nuevas interrogantes sobre la capacidad de Israel para rastrear a sus enemigos y sobre el impacto que esto tendrá en la estabilidad de la región, incluidos actores clave como Irán y su líder supremo, el Ayatolá Ali Jamenei.

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