Este domingo 6 de octubre, a solo un par de semanas de la conmemoración de los cinco años desde el estallido social de 2019, Gustavo Gatica, una de las personas que resultó más afectadas con la pérdida de sus dos ojos a manos de Carabineros, abordó su caso, el aniversario, así como los procesos sociales de los últimos años.
Gatica perdió la vista el 8 de noviembre de 2019, cuando recibió un impacto de perdigón disparado por el exteniente coronel de la institución uniformada, Claudio Crespo, en medio de protestas en las cercanías de las Plaza Italia.
En entrevista con La Tercera, el actual psicólogo fue consultado sobre su postura ante el concepto «estallido delictual», que ha planteado especialmente la derecha. Expresó creer que «llamarle estallido delictual es ofender a las personas que salieron a protestar».
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Argumentó que en todo Chile hubo protestas masivas, «solo en Santiago, en una oportunidad, se reunió más de un millón de personas».
«ES UNA FALTA DE RESPETO LLAMARLE A ESA PERSONA DELINCUENTE, SIENDO QUE ESTABA PROTESTANDO POR MEJOR CALIDAD DE VIDA, POR VIVIR MEJOR»
En esa línea, agregó que «creo que es una falta de respeto llamarle a esa persona delincuente, siendo que solo estaban protestando por mejor calidad de vida, por vivir mejor».
Recordó sus motivaciones para salir a protestar durante la revuelta social: «a mí me hizo salir la desigualdad. Había como un tema de desigualdad en el acceso a la salud, el acceso a la educación, el acceso a la vivienda que a mí me sonaba injusto».
Respecto a su opinión frente a la violencia, siendo consultado específicamente por los saqueos, «la quema de espacios públicos» y luego la respuesta policial, Gatica se pregunta «¿La violencia?», siguiendo con que «a mí me tocó vivir un evento de violencia muy duro y y por ende no me agrada, por decir lo menos, porque me tocó vivir la parte más violenta de esos tiempos».
Dijo que «ojalá nunca vuelva a ocurrir. Creo que ese tiene que ser el camino. O sea, intentar caminar hacia allá, que nunca más vuelva a pasar esto».
Hizo una autocrítica sobre su atención a los procesos constitucionales, especialmente al primero. «Siento que debí haber estado más pendiente», comentó.
«No sé si otras personas compartirán el análisis, pero como que solté y lo delegamos en esas personas. Y siento que quizás debimos haber estado también más pendientes y seguir con la organización», afirmó.
«SÉ QUE SOY UN SÍMBOLO, PERO NO ME GUSTA SERLO»
El caso de Gustavo Gatica se convirtió en uno de los emblemáticos del estallido social debido a la gravedad del mismo, y ya que diversos organismos han denunciado cientos de mutilaciones oculares.
Ante la consulta de si se siente un símbolo de la revuelta, Gatica aseguró saber que lo es, ya que mucha gente se lo ha dicho. «Estoy muy relacionado con el estallido social, pero nunca me ha gustado esa figura de ser el símbolo del evento», expresó.
«Al final igual lo que me pasó fue súper trágico. Valoro igual como que la gente lo ve desde otra perspectiva. Como desde la resiliencia y que sienten que pude salir adelante», manifestó el psicólogo.
Apuntó contra el Estado, diciendo que aún hay una deuda. Reafirmó que en Chile se cometieron violaciones a los derechos humanos durante el estallido y que el Poder Judicial no ha aplicado la justicia, pero que también el Poder Legislativo no ha generado medidas para que no vuelva ocurrir.
LAS DEMANDAS DEL ESTALLIDO «QUE HABÍA DESDE LA RABIA ESTÁN TODAVÍA»
Además, indicó que muchas de las demandas de la revuelta «que había dede la rabia están todavía y vuelven a aparecer». Lo vincula con la cotidianidad actual.
Repasó esto con «lo de Enel, por ejemplo. En la nueva Constitución había una nueva forma de distribución de energía. O la corrupción también era algo que la gente tenía rabia. Como a los políticos que mandaron a hacer clases de ética. Ahora vamos a ver qué pasa con este caso de Hermosilla, que también a la gente le da mucha rabia. O lo mismo que ha pasado con Marcela Cubillos y su alto sueldo, también es algo que causa mucha molestia».
Dijo que confía en que la justicia sea justa en su caso. También ha estado pendiente a otros casos como el Fabiola Campillai y otras personas que les dispararon en sus ojos.
Sin embargo, muchos de los mismos han sido invisibilizados y afirma que han avanzado de forma lenta. «Me da mucha pena sentir que no hay justicia. Y ellos ya perdieron la esperanza de que haya justicia», sentenció.