Miguel Miño quedó con temor al hacer clases a sus alumnos de la escuela de San Ramón, se sentía vulnerable sobre todo al darle las espaldas.
Por lo mismo, Miguel Miño -docente afectado- decidió llevar el caso a tribunales. Mal que mal se trata de una acción grave. Poco tiempo atrás era impensado este tipo de agresión a un profesor. Obviamente el daño no es sólo al afectado, sino a la buena convivencia que debe imperar en cualquier establecimiento educacional.
Luego del proceso judicial, por primera vez en el país, un estudiante fue condenado por golpear a un profesor en el rostro, el que quedó con diversas fracturas producto del hecho.
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