Nihon Hidankyo es la única organización nacional japonesa de los llamados hibakusha, los sobrevivientes de la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki. Fueron los galardonados de este año con el Premio Nobel de la Paz.
El galardón se le otorgó “por sus esfuerzos para lograr un mundo libre de armas nucleares y por demostrar mediante el testimonio de testigos que las armas nucleares no deben volver a utilizarse nunca”, dijo el presidente del Comité Nobel Noruego, Jorgen Watne Frydnes.
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“Los extraordinarios esfuerzos de Nihon Hidankyo y otros representantes de los hibakusha han contribuido en gran medida al establecimiento del tabú nuclear. Por lo tanto, es alarmante que hoy este tabú contra el uso de armas nucleares esté bajo presión”, planteó el comité que les otorgó el Premio Nobel de la Paz 2024.
El director de la organización, Toshiyuki Mimaki, dijo a Reuters que este galardón deber servir para recordar que el armamento atómico “debe ser abolido”.
HIBAKUSHA ORGANIZADOS
Nihon Hidankyo es un movimiento de base fundado en 1956 que aglutina a distintas organizaciones de las 47 prefecturas japonesas. Representa a casi todos los hibakusha organizados. Todos sus funcionarios e integrantes son víctimas de ese tipo de armas.
Por el paso del tiempo son cada vez menos.
Cuentan sus historias, sus experiencias, sus relatos de los daños reales y las secuelas del bombardeo atómico, tanto dentro como fuera de Japón.
Entre sus objetivos están “la prevención de la guerra nuclear y la eliminación de las armas nucleares” y la búsqueda de una indemnización estatal por los daños de la bomba atómica.
“Debe reconocerse la responsabilidad estatal de haber lanzado la guerra, que condujo a los daños por el bombardeo atómico, y debe proporcionarse una compensación estatal”, expone su página web.
Los bombardeos estadounidenses a Hiroshima, el 6 de agosto de 1945, y a Nagasaki, tres días después, mataron a unas 210 mil personas. Japón se rindió seis días después y se puso fin a la Segunda Guerra Mundial.
La bomba atómica no ha vuelto a utilizarse desde entonces, en buena medida gracias a un movimiento mundial cuyos miembros han trabajado incansablemente para concienciar sobre las catastróficas consecuencias humanitarias del uso de armas nucleares, destacó el comité del Nobel.