Resulta que el músico, antes de iniciar su viaje a Brasil para su próximo show en Sao Paulo, fue hasta Lo Barnechea, comuna de Santiago, para visitar una sinagoga.

Se trata de lugares de culto y reuniones de la comunidad judía. McCartney asistió a una ceremonia en la sinagoga Mercaz Kehilatí del Círculo Israelita junto a su esposa Nancy Shevell.

Según los registros fotográficos de su visita, que se viralizaron en diversas redes sociales, Paul fue al lugar, puesto que el 12 de octubre se conmemora el Yom Kipur, conocido por los judíos como “Día de la Expiación”.

Según algunas páginas de fans del artista, su actual esposa es judía, por lo que probablemente fue para acompañarla en esta importante conmemoración.

Recordemos que Sir Paul McCartney, incluso ensayó algunas frases en español para tener una mejor conexión con sus miles de seguidores chilenos que llegaron al esperado concierto del estadio Monumental.

Con un setlist centrado en sus días en The Beatles, pero también con guiños a Wings y a su sólida carrera solista, el artista de 82 años es dueño de un espectáculo que introduce muy bien al Cuartero de Liverpool, y también como un show de nostalgias y épocas pasadas capaz de emocionar hasta al más duro.

Si “Junior’s Farm”, “Letting Go” y “Can’t buy me love”,  se sintieron tibias en los primeros ajustes de sonido y los intentos de McCartney por animar y descifrar al público, las beatleras “Drive my car” y “Got To Get You Into My Life” ecualizaron la sensación ambiente que cruzó la noche mágica.

Para el recuerdo quedan algunas intervenciones en «chileno» (“Este carrete está cuático”, dijo Sir Paul en uno de sus diálogos), McCartney se preocupó de no dejar a nadie solo, ya sea para dedicar un paso de baile, un grito o una mirada tierna.