La ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana, reconoce que el golpe por el lío del Caso Convenios ha pegado duro en el Frente Amplio y que -incluso- supone un quiebre en su autopercepción de fuerza política propia. También sostiene que la impronta de este momento es la necesidad de la unidad más amplia posible en el oficialismo.
Más que hacer un mea culpa, señala que esta administración no la tiene fácil: «En primer lugar, hay condiciones que nos van a acompañar todo el gobierno. Este es un gobierno que no tiene ningún año sin coyunturas electorales y eso moldea las disposiciones al ánimo de llegar a acuerdos en otros sectores y, por lo tanto, es un factor respecto al posible éxito. En cuanto a los autogoles, ha habido varios, pero evidentemente la cuestión de Democracia Viva ha sido uno que ha pegado muy duro, porque rompe cierta expectativa desde las personas respecto de esta nueva fuerza política, pero también porque esto rompe cierta percepción de la fuerza propia, respecto de uno mismo como fuerza política», reflexiona.
No le extraña que estos hechos hayan acontecido en el Frente Amplio: «he trabajado lo suficiente en distintos ámbitos como para saber que este tipo de cuestiones pueden aparecer en cualquier sector. Y por eso para mí es muy importante las reacciones que se tengan».
«Como toda crisis tiene un momento que es contingente y otro que se va restaurando a mediano y largo plazo. El Frente Amplio con su corta experiencia de vida ha tenido otras crisis. La derivada de las discusiones respecto del 18 de octubre, la derivada del acuerdo constitucional del 15 de noviembre. En todas ellas también las posiciones generaron crisis por unos u otros lados, pero ha sido la acción constante de esas direcciones las que permitieron demostrar que fueron las decisiones correctas. El llegar hasta la última hebra de lo que se ha llamado caso convenios es precisamente el camino correcto», asegura.
EStá convencida que se ha reaccionado correctamente: «La salida inmediata de autoridades es una decisión correcta; poner los antecedentes a disposición de Fiscalía y también del Consejo de Defensa del Estado son decisiones correctas; abrir auditorías y convocar equipos transversales para poder ver cómo se aumentan los controles respecto del uso de recursos públicos también son las decisiones correctas y van a dar su fruto, aunque no esté hoy. Ahí se ve un camino que es el que permite restaurar la confianza», cree.
«Ha habido gestiones exitosas y errores en todos lados, como en cualquier gobierno. Pero sí creo que hay sectores que tienen un interés, en primer lugar por cómo figuras del Frente Amplio lideraron la oposición a la administración pasada, y creo también que hay quienes tienen simplemente rencillas o resquemores especiales hacia ciertas figuras, como el ministro Jackson. Hay algunas cuestiones que parecen sinceramente una obsesión, medio freudiana.
Orellana, no aprecia responsabilidad política del ministro Jackson: «Si alguien ve una responsabilidad política, es decir, que en el ejercicio político de su cargo el ministro Jackson instó a que ocurriera esta crisis, son antecedentes que yo al menos no conozco. Y quien lo sustenta debería entregarlos. Además, creo que cinco autoridades fuera es un remezón bastante importante».
Las críticas de sectores socialistas, no parecen importarle mucho: «Tengo la suerte de poder trabajar con muchos socialistas y no creo que sea una visión de partido, en primer lugar. Lo del gobierno de mierda es una cita mal ejecutada, y respecto del senador Juan Luis Castro, yo estaba bien asombrada, pero la verdad es que después ocupé un poco Google y vi cuál fue su actitud con el Auge en el gobierno de Lagos, su actitud con Bachelet para Caval y entendí que hay quienes pueden jugar mejor el juego de ser oficialistas y trabajar en equipo».
No hay mea culpa: «En particular, Convergencia Social no tiene fundaciones. Pero más allá del Frente Amplio y del Socialismo Democrático, el Partido Comunista, o como sea que sea el orden de siglas de turno, la impronta de este momento, y la vi muy bien reflejada en Cerro Castillo, es la necesidad, tal como lo dije después del 7 de mayo, de la unidad más amplia. Reforzar el sentido de unidad es lo más importante. En el gabinete hemos logrado una síntesis entre izquierda y centroizquierda, que creo que necesitamos traspasar más nítidamente hacia el resto del conglomerado», asegura que es la salida.
Es clara respecto a la aspiración de republicanos de derogar la ley de aborto en 3 causales y que podría afectar los derechos reproductivos de las mujeres: «En el caso de los derechos sexuales y reproductivos, ahora se llamarán republicanos, pero es el mismo sector que recurrió ante el Tribunal Constitucional para impedir la pastilla del día después», sostiene en entrevista en La Tercera.
«Respecto de la anticoncepción y también de la interrupción voluntaria del embarazo, creo que la mejor defensa es la legitimación popular que tiene. He activado conversaciones tanto con la senadora Pascual, quien lideró ese proceso legislativo, como también con la Presidenta Bachelet, porque estamos preocupadas. Cuando se conoció esto, yo inmediatamente recibí mensajes de muchas organizaciones muy preocupadas, y no organizaciones, como creen que son, de las feministas más radicales, sino organizaciones que trabajan vinculadas a pobreza, a infancia, porque la mayoría de quienes invocan la causal de violación son niñas de 13 años, y eso muestra el poco sentido de realidad de esta propuesta, que por un principio abstracto están dispuestos a criminalizar a cerca de 4.000 mujeres y niñas», concluye Orellana.