A las 4:00 de la madrugada (hora local) comenzó el alto el fuego de 60 días entre Israel y el grupo chií Hizbulá en Líbano, acordado con la mediación de Estados Unidos y Francia.
Con él se busca poner fin a semanas de enfrentamientos en el sur del Líbano y se perfila como una oportunidad para reducir la tensión en una región marcada por conflictos.
En la víspera, tras su anuncio, el Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anticipó desde la Casa Blanca que «está diseñado para ser un cese permanente de las hostilidades”.
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El alto el fuego estipula la retirada progresiva de las tropas israelíes de las áreas ocupadas en el sur del Líbano, mientras el Ejército libanés asumirá el control en zonas previamente dominadas por Hizbulá.
Sin embargo, Israel ha dejado claro que sus tropas permanecerán desplegadas mientras evalúa la situación sobre el terreno.
De hecho, el primer ministro Benjamín Netanyahu, informó de Israel mantendría «libertad de acción» si Hizbulá viola el acuerdo y que contaba con garantías de Washington al respecto.
UN PLAN EN TRES ETAPAS
En todo caso, el acuerdo no significó el cese inmediato de los ataques.
De hecho, la tensión persistía.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) emitieron órdenes de evacuación en edificios del sur de Beirut, mientras Hizbulá afirmó haber atacado con drones la residencia de un alto mando militar israelí en Tel Aviv.
En el Líbano, el Ejército instó a los ciudadanos desplazados a no regresar aún a las zonas ocupadas hasta que las fuerzas israelíes completen su retirada.
«El mando del Ejército llama a los ciudadanos a esperar para regresar a sus pueblos y ciudades ocupados hasta que se garantice su seguridad», subrayó en un comunicado oficial.
No obstante, según la cadena de televisión libanesa Al-Mayadeen, decenas de vehículos libaneses comenzaron a desplazarse hacia el sur del país tras el inicio del alto el fuego.
El plan de alto al fuego en Líbano consta de tres etapas: una tregua inicial, seguida del repliegue de las fuerzas del grupo chií libanés al norte del río Litani; la retirada total de las tropas israelíes del sur de Líbano en un plazo de 60 días y, por último, negociaciones entre ambos países para delimitar su frontera, que actualmente corresponde a una línea trazada por la ONU tras la guerra de 2006.