El candidato presidencial se llama Inercia Por Víctor Maldonado R.,
El que lleva la ventaja puede tomarse las cosas con calma, el que va rezagado tiene que acortar distancia haciendo buen uso del recurso más valioso: el tiempo.
Las recientes elecciones terminaron con un triunfo de la derecha en toda la línea. Sumados sus distintos componentes y aliados suman más en votos, en alcaldes, concejales y consejeros regionales. La sensación de empate es un espejismo.
La derecha se mareó con las expectativas de arrollar en vez de ganar. Declaró a la Región Metropolitana como la madre de todas las batallas y perdió. También perdió Valparaíso. Así logró que desapareciera de la vista su amplio avance.
Con todo, debido a la preferencia ciudadana por las opciones moderadas, la competencia presidencial está abierta… para los que están compitiendo. Pero la ausencia de signos vitales hace imposible creer que la centroizquierda este reaccionando colectivamente al desafío.
El que no puede lo menos no puede lo más. El gobierno no está dándole conducción a su coalición porque ni siquiera se está conduciendo eficientemente a sí mismo. El caso Monsalve ya no domina toda la escena y se decidió darle publicidad a una denuncia contra el Presidente que cambio el foco de atención.
Pero si antes lo inesperado y grave del caso Monsalve descolocó por completo a La Moneda en un primer momento, ahora se tropezó con sus propios pies en una cancha que había escogido con tiempo y anticipándose al resto. El desorden comunicacional de sus vocerías ganara el premio al autogol del año.
Ahora, en acuerdo con la oposición, se presenta un proyecto de reforma política con solo una parte del apoyo parlamentario oficialista. El resto fue sorprendido. Como esto no se ve bien, se prefirió no darle por nombre “el cuadrillazo”, sino el más inofensivo y tierno de “el insumo”.
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Así llegamos al punto donde estamos. La centroderecha cuenta con candidata presidencial, sale de la elección recién pasada habiendo ganado la hegemonía de su sector, cuenta con una estrategia que se está cumpliendo paso a paso y empezará a dar a conocer sus avances programáticos de a uno.
Ante este panorama, un visitante de otras tierras apostaría a que en el oficialismo se está en medio de una frenética actividad “en busca del tiempo perdido”, pero no. Parece que tomar la iniciativa se ha llegado a considerar ofensivo.
Se puede pasar revista a las acciones conjuntas asumidas. Reuniones de análisis de las elecciones (dejando de lado los saludos y los asados): ninguna. Definición del calendario de toma de decisiones: por verse. Definiciones programáticas acordadas para el periodo siguiente: ni en broma.
Se nos informa que la definición presidencial es cuando corresponde, es decir, más adelante y el pacto parlamentario va junto al anterior. Resumen de las acciones extraordinarias para salir del marasmo: cero.
Sin el ánimo de alterar la inconmovible paz interior de nuestra dirigencia y sin asomo de crítica, sugiero que, así como vamos, no se le gana a nadie.
Angela Merkel, al final de su vida política, tuvo una revelación. Se encontró con una escultura de Kairós, el dios griego para el tiempo adecuado y supo que había sido una líder con la habilidad de decidir cuando debía. Lo digo como insumo.