Erick Maggio tenía 48 años, era ayudante de conductor de buses en Viña del Mar y fue, también, la última de las 136 personas en ser identificada como víctima fatal del megaincendio que el verano pasado asoló a esa y a otras ciudades de la región de Valparaíso.
El pasado 2 de febrero estaba en su casa de calle Millaray, en Villa Independencia.
De acuerdo con los relatos de sus vecinos a El Mercurio, el día del incendio Maggio les dijo: «no, no, yo no me voy. Me quedo con mi perro y con mi gato. Váyanse nomás y que sea lo que Dios quiera».
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Según su primo, Jorge Cisternas, el hombre “no quiso escapar. Se quedó mojando la casa y después ya se encerró con sus mascotas y no salió».
«CERTEZA CIENTÍFICA Y TÉCNICA»
La fiscal regional de Valparaíso, Claudio Perivancich, detalló que «el análisis de antecedentes dentales finalmente nos acerca al grado de certeza científico y técnico que nos permitió dar lugar a la solicitud del Servicio Médico Legal, en que nos proponen una identificación y nosotros autorizamos la entrega».
Ya en julio pasado existía cierta certeza sobre la identidad de Erick Maggio. Tambien de la del cuerpo de otra víctima del megaincendio de Viña del Mar -Gabriel Astudillo- que tampoco había sido entregado a sus familiares.
Esto, porque los cuerpos fueron encontrados en sus casas. Sus familiares los reconocían como tales, pero no podían ser oficialmente identificados por el SML.
El motivo era que los parientes más directos de los fallecidos son primos y tías, y el examen de ADN no superaba el 40% de compatibilidad. Se necesitaba una coincidencia genética de 90%.
Incluso fue necesario exhumar los cuerpos de familiares cercanos ya fallecidos para lograr hacer la comparación y obtener certezas en la identificación.