Mediante una carta firmada por casi 1.500 personas hasta este martes; entre exalumnos, exapoderados y exprofesores de la comunidad del colegio Cumbres, se le entregó solidaridad a denunciante de abusos sexuales.
“Tu valentía al hablar ya está dándole ánimo y apoyo a otros que pueden haber pasado por lo mismo”, destaca el escrito.
ABUSOS DE CONSAGRADAS Y RELIGIOSOS
Una mujer de 32 años, identificada ante la justicia como R. G., presentó una demanda contra la Congregación Religiosa Legionarios de Cristo, por haber sido víctima de diversos hechos de abuso de conciencia, de poder, connotación sexual, e incluso tortura, cuando fue alumna del Colegio Cumbres, y los años posteriores.
La mujer estudió en el colegio perteneciente a la congregación religiosa desde 1996 hasta 2007 e ingresó a las “Consagradas”, una comunidad dentro de la congregación para mujeres que hacen distintos votos de castidad y obediencia.
Según la denunciante, quien pide una indemnización por perjuicios, fue dentro de esta comunidad donde se le presionó para ingresar al Centro Estudiantil, luego de que ella había terminado en el Colegio Cumbres. En este lugar, principalmente, fue donde habría sufrido los más severos abusos de parte de las otras Consagradas y de sacerdotes de los Legionarios de Cristo.
Una vez conocida la denuncia, el Colegio Cumbres apartó de sus funciones a los sacerdotes acusados de abuso sexual y tortura.
LA CARTA
Mediante una carta firmada por casi 1.500 personas hasta este martes; entre exalumnos, exapoderados y exprofesores de la comunidad, R. G. recibió un “profundo apoyo” tras exponer lo que le tocó enfrentar.
“Ninguna persona merece pasar por una experiencia tan traumática, y queremos que sepas que estás rodeada de una comunidad que te respalda”, expone la carta a la que accedió T13.
“Como antiguos miembros del Colegio Cumbres, estamos unidos en solidaridad contigo. Queremos que sientas el amor y el apoyo gigante de los que firmamos esta carta. Te esperamos de brazos abiertos, para ofrecerte todo el consuelo, entendimiento y cariño que podamos entregarte. Estamos aquí para ti, escuchándote, creyéndote y compartiendo en tu dolor”, añade el escrito.
“Recuerda que no estás sola en esto y que estamos aquí para caminar contigo. Tu valentía al hablar ya está dándole ánimo y apoyo a otros que pueden haber pasado por lo mismo. Tómate el tiempo que necesitas para cuidarte y descansar. Estamos aquí para brindarte fuerza, comprensión y aliento en cada paso del camino”, cierra la carta.