Resulta inexplicable la forma cómo las autoridades han enfrentado el problema de la fallida venta al Estado de la casa del Presidente Allende.
La oposición ha usado sin misericordia la desafortunada frase del exministro Giorgio Jackson cuando proclamó la supuesta superioridad moral de sus compañeros de generación y de partido. Pero es evidente que hay algo de eso en el trasfondo de esta penosa historia. Lo mismo que en otros errores del gobierno. Es cierto -y así se comprueba permanentemente en las noticias que se conocen todos los días- que dan cuenta de innumerables abusos y delitos.
Se trata a veces de enormes sumas de dinero, no solo del Fisco. También de privados. También ha habido casos de resonancia nacional, como los abusos sexuales o, incluso, las acusaciones de violaciones que se conocieron de uno y otro extremo político, desde el poder y el mundo privado.
Una vez más parece necesario insistir en la pérdida de nuestra cultura tradicional que se ha producido debido a la crisis de la educación, especialmente de la pública.
La deserción escolar, sumada al ningún interés de amplios sectores de la población por hacer que sus hijos vayan a la escuela, ha tenido resultados desastrosos. Más allá de la eventual crisis de los colegios “emblemáticos”, es fácil advertir que numerosos sectores -empleados públicos o privados-terminan por creer adecuado traicionar la confianza de sus empleadores y aceptan sobornos para obtener ganancias personales generalmente de poca monta.
Parece urgente recordar los buenos ejemplos que tuvimos en un pasado no muy lejano. La decencia, la amistad cívica y la probidad a todo nivel deberían ser nuestra guía permanente.
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Lo dijo con dramática claridad el recordado cardenal Raúl Silva Henríquez. Es necesario defender y velar por “el alma de Chile”. Hoy lo está tratando de hacer el nuevo cardenal Fernando Chomalí.
Son voces que en tiempos de transformaciones tecnológica profundas no se escuchan con facilidad. Pero ello no significa que su mensaje -no solo para los creyentes- sea siempre necesario y oportuno.
O, como se ha recordado con motivo del aniversario de la muerte del presidente Eduardo Frei Montalva, no podemos olvidar el valor de una vida coherente, de un humanista y cristiano, que luchó a lo largo de toda su vida por la libertad, la democracia, la justicia y la solidaridad…
Abraham Santibáñez
Premio Nacional de Periodismo 2015