A pesar de haber afirmado en reiteradas ocasiones que no tiene intenciones de volver a La Moneda para un tercer mandato, el nombre de Michelle Bachelet ha cobrado fuerza en el oficialismo como una posible carta presidencial para 2025.
Su silencio en las últimas semanas ha reavivado las especulaciones, mientras figuras del Partido Socialista (PS) interpretan ciertos gestos como señales de apertura a una eventual candidatura.
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Si bien la expresidenta aún no ha confirmado ni desmentido su interés, su cercanía con el gobierno de Gabriel Boric y su participación en actividades oficiales han fortalecido la idea de que podría entrar en la contienda electoral.
Sin embargo, en el oficialismo reconocen que su postulación traería consigo varios desafíos. Entre ellos, la necesidad de responder tanto por las políticas de sus dos administraciones previas como por las de la actual gestión, lo que la convertiría en un blanco fácil para la oposición.
LOS FANTASMAS DE BACHELET
Uno de los puntos críticos es el caso Caval, escándalo que marcó su segundo mandato y cuyo décimo aniversario se cumple este año.
Además, algunas de sus reformas más emblemáticas, como el fin del sistema electoral binominal y los cambios en educación y migración, podrían ser utilizadas como argumento en su contra por la derecha, donde ya figuras como José Antonio Kast han anticipado que su candidatura uniría al sector en una férrea oposición.
Otro factor que genera tensiones en el oficialismo es su relación con el Frente Amplio, lo que ha causado resquemores en el PS, que teme que un eventual tercer mandato signifique un desplazamiento de sus figuras clave en favor de personeros del sector de Boric y del Partido Comunista.
A pesar de estos desafíos, la exmandataria aparece como la tercera figura mejor posicionada en las encuestas, con un 12% de las preferencias espontáneas según la última medición de Cadem, solo por detrás de Evelyn Matthei (20%) y Johannes Kaiser (13%).
El silencio de Bachelet sigue alimentando la expectativa en la izquierda, mientras la incertidumbre de una postulación para un eventual tercer mandato se mantendrá hasta, al menos, marzo, cuando se reúna con la directiva del PS para definir su futuro político.