Si hubo una presentación que despertó expectación en Viña 2025, fue la del humorista venezolano George Harris. Sus polémicos comentarios en redes sociales sobre el expresidente Salvador Allende y la izquierda chilena lo pusieron en el centro de la controversia meses antes del festival, generando una ola de críticas en redes.
Desde el anuncio de su participación, las dudas sobre su desempeño fueron en aumento, sobre todo porque muchos no lo conocían. En un momento incluso decidió bajarse del evento: «En un momento renuncié a Viña, había amenazas de muerte, xenofobia», confesó. Sin embargo, la organización logró convencerlo de seguir adelante.
Lea también: La reaparición de Tonka Tomicic en la Gala de Viña tras Caso Relojes
Con este antecedente, Harris llegaba como el principal candidato a enfrentar la dura recepción del «Monstruo» de Viña. Su estilo pausado contrastaba con el ritmo dinámico que suele preferir el público chileno, lo que aumentaba la incertidumbre sobre su desempeño.
Ante la presión, el comediante optó por retractarse de sus antiguas publicaciones y pidió disculpas antes de llegar a Chile. Durante la conferencia de prensa previa a su show, reiteró su intención de aclarar el contexto de sus declaraciones, mencionando la migración venezolana como un factor clave. En esta instancia, se mostró más conciliador y mesurado que en sus redes sociales.
RECIBIMIENTO FAVORABLE DE GEORGE HARRIS
A pesar de la controversia, el ambiente previo a su presentación parecía favorable. Las banderas de Venezuela eran numerosas y sus seguidores mostraban un respaldo incondicional. La ovación que recibió al ser anunciado por Karen Doggenweiler indicaba que contaba con el apoyo de una parte importante del público. «El buen humor no tiene fronteras», dijo la animadora antes de darle la bienvenida al escenario.
A las 23:48, George Harris, vestido con un traje negro, pisó por primera vez la Quinta Vergara y exclamó: «¡Buuuueeeeenas noches Viñaa!». Luego, emocionado, expresó: «Esto es un sueño hecho realidad», seguido de un agradecimiento a Chile y Venezuela.
Sin embargo, la recepción cambió rápidamente cuando comenzó su rutina. Abordó temas como la tecnología y la dependencia del celular, pero su humor no logró conectar. En pocos minutos, las primeras pifias comenzaron a escucharse, aunque sus seguidores intentaban contrarrestarlas con aplausos.
EL SHOW NO DESPEGÓ
Harris continuó con observaciones sobre redes sociales y comparaciones con la vida en los años 80, pero las risas nunca llegaron. En cambio, las pifias se hicieron más evidentes. Al igual que Jani Dueñas en 2019, en lugar de intentar redirigir su presentación, optó por desafiar al público.
«No puedo creer que haya gente que haya comprado la entrada para pifiar», reclamó. Luego lanzó un comentario provocador: «¡Levántate una venezolana, marico! ¿Vas a estar toda la noche (pifeando)? ¿No te gusta? Vete a por un refresco», y más tarde se mostró desconcertado: «¿Qué les hice, qué pasó?».
Mientras su público seguía pidiendo la gaviota, el resto de la Quinta mantenía una postura contraria. Harris intentó suavizar la situación diciendo: «No quiero pelear, yo quiero amarlos», pero el ambiente no mejoró. Lo más problemático no fueron sus antiguas publicaciones, sino el hecho de que su rutina simplemente no generaba risas.
A los 11 minutos, hizo una declaración que parecía anticipar su retiro: «Si quieren que me vaya, yo no tengo problemas y me voy”, y luego culpó a los medios de comunicación: «Quizás ustedes se dejaron influenciar por los medios de comunicación amarillistas. Así es muy complicado que los artistas vengan a presentarse en el escenario».
INTENTO FALLIDO DE VOLVER
En lugar de adaptar su show, George Harris continuó defendiéndose. A los 15 minutos, anunció su retirada, pero los animadores lo convencieron de seguir. Rafael Araneda intentó mediar diciendo: «Que una minoría dice algo, hay que escucharla», pero la respuesta del público fue un claro «No». La producción insistió en darle otra oportunidad.
Reanudó su rutina con referencias a la rapidez con la que se habla en Chile y los sismos en Venezuela, pero la falta de conexión con el público persistía. Un espectador gritó «¡Fome!», a lo que el humorista respondió: «Ojalá tengas la carrera que tengo yo». Cada vez que desafiaba al público, sus seguidores venezolanos lo aplaudían, mientras que el resto lo pifiaba con más fuerza.
ACTITUD ARROGANTE
Para ese punto, cualquier posibilidad de remontar había desaparecido. Harris abandonó el tono conciliador que había mostrado en la rueda de prensa y adoptó una actitud más arrogante.
La Quinta Vergara no suele perdonar la soberbia ni a quienes desprecian al público. A los 25 minutos, los gritos de «¡Chao!» eran cada vez más intensos. En vez de reconocer el fracaso, Harris insistió: «Qué lástima que ganen los malos siempre. Qué lástima que la gente, la mayoría, se pierda un show porque hay unos pocos que quieren pitar todo el show».
Finalmente, tras 27 minutos de una rutina fallida, se despidió con un mensaje que dividió aún más a la audiencia: «De verdad muchísimas gracias a la oportunidad. Te amo Chile aunque hayan algunas personas que sean complicadas. Gracias Venezuela por llenar este lugar».
CIERRE FORZADO
Cuando parecía que todo había terminado, los animadores lo convencieron de regresar al escenario. Harris bromeó: «Ni Xuxa sufrió tanto», sacando su única risa genuina de la noche.
Intentó recuperar terreno con una rutina musical, recurriendo al karaoke para conectar con la audiencia. Sin embargo, el público seguía pidiendo su salida, y los animadores parecían ignorarlo. Tras 45 minutos de un show que nunca funcionó, finalmente se retiró.
Con esta presentación, Harris quedó en la lista de los peores humoristas en la historia del festival. Su rutina fue calificada como «Triple A»: aburrida, arrogante y agresiva con el público, un error imperdonable en Viña.
A pesar del fracaso artístico, su participación generó alto interés televisivo, alcanzando un promedio de 34,4 puntos de rating, con un peak de 38 puntos.