El acoso que Emma Raducanu sufrió en el WTA 1000 de Dubái no solo dejó huella en su partido, sino que reveló una trama de seguimiento que la tenista británica enfrentó a lo largo de meses y en diferentes partes del mundo.
El episodio en la cancha fue solo la culminación de un acoso que se extendió desde Singapur, pasando por Abu Dhabi, hasta llegar a Doha, donde finalmente el acosador fue arrestado. Las autoridades descubrieron que su comportamiento iba más allá de la admiración, pues la había seguido, acosado y perseguido a través de varios torneos internacionales.
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El plan detrás del acoso
Aunque al principio parecía solo un fan más de la tenista, pronto el hombre comenzó a tener contacto físico con Raducanu, tomándose selfies y abrazándola.
“Él tenía todo planeado y calculado”, aseguró uno de los entrenadores de la jugadora, quien detalló que el acosador se acercó a ella de manera meticulosa.
El día previo al partido y al momento que todos hemos visto, la jugadora se encontraba comiendo en uno de los restaurantes del torneo y se encontraba sola. En ese momento, ni su seguridad y tampoco su preparador físico estaban con ella. Eso lo aprovechó el hombre, que estaba al tanto de todo, para acercarse a ella. Raducanu lo reconoció de inmediato. Era el mismo sujeto que la había estado siguiente en torneo anteriores.
UN MOMENTO DE ANGUSTIA
Tras este episodio, Raducanu reportó la situación a la WTA y acusó que el individuo estaba mostrando un «comportamiento obsesivo» hacia ella. La foto del hombre circuló por todo el torneo de Dubái, pero no fue suficiente.
Durante la segunda ronda del torneo Raducanu se encontraba jugando contra Karolina Muchova y lo impensado pasó. La británica vio a su acosador en las gradas.
En ese momento, la situación se volvió insostenible para ella. Lloró en la cancha y exigió que el hombre fuera retirado. “Aquí está, aquí está, aquí está”, gritó entre lágrimas, señalando al acosador.
La seguridad del torneo lo escoltó fuera del recinto y el hombre fue detenido por la policía de Dubái.
EL GIRO INESPERADO
Raducanu, quien ya había sido acosada anteriormente por otro hombre, Amrit Magar, decidió retirar los cargos contra su perseguidor.
Este individuo, que no se cree que sea de los Emiratos Árabes Unidos ni del Reino Unido, firmó un compromiso de no acercarse más a la jugadora, lo que permitió que el caso se cerrara.
El acosador, que según la WTA había sido identificado y fotografiado con anticipación, no podrá asistir a más torneos de la WTA debido a la orden de alejamiento que se le impuso.
Con este episodio, Emma Raducanu sigue mostrando su valentía y resistencia, enfrentando una de las pruebas más duras de su carrera.