El ambicioso megaproyecto INNA, impulsado por AES Chile, busca instalar la primera planta a gran escala de hidrogéno y amoniaco verde en el país, con una inversión estimada en US$10.000 millones. Sin embargo, su proximidad al Observatorio Paranal ha encendido las alarmas en la comunidad astronómica.
Desde finales de 2023, cuando la compañía ingresó el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), el Observatorio Europeo Austral (ESO) ha manifestado su rechazo.
Ahora, un nuevo informe técnico del organismo científico confirma que las consecuencias del proyecto sobre las observaciones astronómicas serían devastadoras.
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UN CIELO EN PELIGRO
El estudio de la ESO, liderado por Andreas Kaufer, director de Operaciones del organismo, y Martin Aubé, experto en contaminación lumínica, señala que el INNA provocaría un aumento del 35% en la luz artificial sobre el Very Large Telescope (VLT) y hasta un 55% en el Cherenkov Telescope Array Observatory-Sur (CTAO-Sur).
Además, el Extremely Large Telescope (ELT), que será el más grande del mundo, sufriría un incremento del 5% en la contaminación lumínica.
Para Itziar de Gregorio-Monsalvo, representante de ESO en Chile, la situación es crítica. «Con un cielo más brillante, limitamos severamente nuestra capacidad para detectar directamente exoplanetas similares a la Tierra, observar galaxias débiles e incluso monitorear asteroides que podrían causar daños a nuestro planeta».
MÁS QUE LUZ
La luz artificial no es el único problema. El estudio técnico revela que las turbinas eólicas del proyecto podrían generar turbulencias en la atmósfera, reduciendo hasta un 40% la calidad de observación astronómica.
Además, las vibraciones generadas por los aerogeneradores podrían afectar la operación del interferómetro del VLT y del futuro ELT, ya que estos equipos son extremadamente sensibles al ruido microsísmico.
Otro punto crítico es el polvo. Durante la construcción del INNA, el material en suspensión podría cubrir los espejos de los telescopios, reduciendo su eficacia y aumentando los costos de mantenimiento.
LA POSIBLE SOLUCIÓN
Ante estos hallazgos, la ESO es tajante. «La única manera de salvar los cielos prístinos de Paranal y proteger la astronomía para las generaciones futuras es reubicar el complejo INNA», afirma de Gregorio-Monsalvo.
El informe técnico será presentado a las autoridades chilenas a fines de marzo, en el marco del Proceso de Participación Ciudadana (PAC) de la evaluación ambiental. La decisión final sobre el futuro de INNA y su impacto en la ciencia estará en manos del gobierno chileno.