La compañía chilena Plataforma MONO, con nueve años de experiencia en la escena de la danza y el teatro, reestrena su obra FANÁTICOS el 10 de abril en el Centro Cultural GAM.
La obra, dirigida por Pepo Silva y Manuel Morgado, lleva al público a una reflexión profunda sobre el fanatismo, la identidad y la pertenencia, mientras revisita la fiebre del Axé, un fenómeno musical que marcó a miles de chilenos en los 2000.
A través de una coreografía intensa y una dramaturgia de Bruce Gibbons, FANÁTICOS fusiona danza contemporánea y teatro para examinar cómo los cuerpos se entregan al fervor colectivo, ya sea en la pista de baile o en otras esferas de la vida.
“Nos preguntamos cuánto de lo que somos proviene de los movimientos que imitamos, de las ideas que seguimos, de los cuerpos a los que aspiramos», comenta Gibbons, dramaturgista de la obra.
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LUCHA POR LA INDIVIDUALIDAD
Con una puesta en escena vibrante y cinco intérpretes que llevan su fisicalidad al límite, FANÁTICOS no solo revive el fenómeno del Axé, sino que cuestiona el fanatismo como una fuerza cegadora que redefine nuestra relación con el entorno y con los demás. ¿Hasta qué punto nos transformamos al ser parte de una multitud? ¿Qué nos hace seguir a una idea, a un ritmo, a un cuerpo ajeno al nuestro?
En palabras de Pepo Silva, codirector de la obra, FANÁTICOS busca que cada espectador se cuestione los microfanatismos que operan en su vida cotidiana, aquellos movimientos que, sin necesidad de pertenecer a grandes ideologías o dogmas, pueden dañar nuestras relaciones y nuestra forma de entender al otro.
En un contexto donde las ideologías se radicalizan y las redes sociales amplifican la necesidad de validación, la obra pone de manifiesto cómo el fervor —ya sea en la pista de baile o en la política— puede ser tanto una fuente de identidad como una fuerza destructiva.
A través de un lenguaje escénico que cruza lo social, lo político y lo corporal, la compañía aborda cómo las explosiones de energía colectiva pueden atraparnos y cegarnos.
UNA MIRADA A LO URGENTE
Con una trayectoria que incluye montajes como Agitadores y La Cacería, Plataforma MONO ha establecido un lenguaje escénico que activa preguntas sobre la realidad social y política de Chile.
En su décimo aniversario, la compañía sigue explorando cómo la danza puede ser un medio para reflexionar sobre el mundo que nos rodea y sobre las relaciones humanas que nos definen.
«Lo que sentimos como intérpretes es una fractura corporal, una idea atrapada en ti, que te ciega, no solo mentalmente, sino que el cuerpo mismo se ve atrapado y a la vez extasiado en mostrar una verdad, aunque sabemos que nunca es absoluta», concluye Daniela Guajardo, intérprete de la obra.