La relación entre Donald Trump y la Unión Europea (UE) está en su momento más crítico. Maros Sefcovic, comisario de Comercio, llegó a Washington con una misión clara: evitar que Estados Unidos active una batería de nuevos aranceles contra productos europeos.
Pero después de una extensa reunión con el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, el resultado fue nulo. Volvió a Bruselas sin avances y con la incertidumbre creciente sobre el futuro de la relación transatlántica.
EL PROTECCIONISMO COMO DOCTRINA
Trump no está dispuesto a dar el brazo a torcer. Para él, los aranceles son una herramienta para empujar a las grandes compañías a trasladarse a suelo estadounidense, generar empleos y aumentar la recaudación fiscal. La visión del republicano deja poco margen a concesiones, incluso con socios históricos como la Unión Europea.
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Sefcovic propuso un acuerdo que eliminara los gravámenes a los bienes industriales —como el acero, el aluminio y los autos europeos—, una jugada que buscaba calmar las aguas.
“La UE se mantiene constructiva y dispuesta a alcanzar un acuerdo justo, que incluya la reciprocidad mediante nuestra oferta de aranceles cero”, escribió en su cuenta de X. Pero en Washington, el mensaje cayó en saco roto.
TREGUA CON FECHA DE VENCIMIENTO
En abril, Trump impuso nuevos aranceles y la UE respondió con un paquete espejo que afecta a importaciones estadounidenses por unos 20.000 millones de euros. Ante la amenaza de una guerra comercial abierta, ambas partes acordaron una tregua de 90 días. Ese plazo expira el 14 de julio, y por ahora no hay señales de reconciliación.
Lutnick, alineado al milímetro con el guion de Trump, dejó claro que no habrá excepciones ni tratos separados. Todo se negocia en bloque, o no se negocia. La UE pidió específicamente que se eliminen los aranceles aún vigentes sobre acero, aluminio y automóviles, pero no obtuvo respuesta favorable.
NADA PERSONAL
Ni siquiera los aliados ideológicos de Trump —como Netanyahu o Milei— han logrado doblegar la estrategia comercial del magnate. Israel y Argentina también enfrentan barreras similares. La Casa Blanca pone los intereses comerciales por encima de cualquier amistad diplomática.
Con la vuelta de Sefcovic a Europa sin resultados, la tensión sigue creciendo. Si no hay un giro en las próximas semanas, el mundo podría presenciar una nueva guerra comercial entre dos gigantes que durante décadas fueron socios estratégicos.