La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, visitará esta semana Washington para reunirse con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con el objetivo de moderar la tensión comercial entre la Casa Blanca y la Unión Europea. El resultado de la cita, sin embargo, permanece incierto, dado el clima de confrontación y la imprevisibilidad del mandatario estadounidense.
Durante las últimas semanas, Meloni ha evitado protagonismo en la creciente disputa comercial. No se opuso públicamente a Bruselas ni cuestionó la iniciativa de Reino Unido y Francia de liderar las respuestas a Trump. Su discurso ha apostado por la moderación, pidiendo “calma” ante lo que considera un “error” del presidente norteamericano.
Ese tono cambia esta semana: el jueves 17 de abril, Meloni se reunirá con Trump en Washington y, al día siguiente, recibirá en Roma al vicepresidente J. D. Vance. Además, el ministro italiano de Economía, Giancarlo Giorgetti, viajará la próxima semana a EE. UU. para reunirse con el secretario del Tesoro, Scott Bessent.
PUENTE TRANSATLÁNTICO O RIESGO POLÍTICO
Meloni busca descomprimir el enfrentamiento comercial, especialmente perjudicial para Italia, que exporta el 10% de sus bienes a EE. UU., según el instituto ISTAT. La reciente suspensión temporal de aranceles por 90 días, acordada por Washington, ha abierto una ventana diplomática que la mandataria pretende aprovechar.
No obstante, analistas advierten del alto riesgo de la operación. “Meloni podría posicionarse como mediadora, pero si fracasa, se debilita tanto en Europa como en Italia”, afirma Giovanni Orsina, académico de la Universidad Luiss. En su país, el sector empresarial —clave en su base electoral— observa con inquietud los efectos de una posible escalada arancelaria.
¿ALIADA O EMISARIA?
La cercanía ideológica entre Meloni y Trump, ambos de derecha nacionalista, genera suspicacias en Bruselas y París. El ministro francés de Industria, Marc Ferracci, advirtió que “Trump busca dividir a los europeos” y pidió unidad frente a su estrategia.
Desde Roma, el entorno de Meloni niega cualquier intento de actuar por fuera de la UE. “Va a respaldar las posiciones europeas en coordinación con Ursula von der Leyen”, aseguró el viceprimer ministro Antonio Tajani. La propia presidenta de la Comisión Europea confirmó que su viaje fue previamente coordinado con Bruselas.
ENTRE EQUILIBRIOS Y AFINIDADES
Meloni ha cultivado una relación cercana con Trump y figuras clave de su entorno, como J. D. Vance y Elon Musk. Fue la única mandataria de la UE invitada a su toma de posesión y lo visitó en Mar-a-Lago en enero. También ha criticado iniciativas europeas como el Pacto Verde y ha respaldado discursos controversiales del vicepresidente estadounidense.
Pese a esta afinidad, en los hechos Roma no se ha distanciado de Bruselas. Italia ha respaldado el rearme europeo propuesto por la Comisión y ha reforzado alianzas industriales con socios comunitarios. Incluso sectores del Partido Popular Europeo ven a Meloni como una pieza útil para negociar con Washington. “Defiende los intereses de Europa”, aseguró el presidente del PPE, Manfred Weber.
De lograr una salida diplomática, Meloni podría afianzar su rol como interlocutora clave entre Europa y Estados Unidos. Pero aún está por verse si el intento será exitoso, o si su apuesta se traducirá en un alto costo político.