Tras la muerte del papa Francisco, la Iglesia católica ha quedado en situación de sede vacante, y comienza el proceso para elegir a su sucesor. Este proceso se desarrolla en el cónclave, una institución con más de ocho siglos de historia, cuyo nombre proviene del latín cum clave («con llave»), en alusión al encierro de los cardenales para evitar presiones externas durante la elección del nuevo pontífice.
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LA TRANSICIÓN EN EL VATICANO
Durante este período, el Vaticano es administrado temporalmente por el cardenal Kevin Joseph Farrell, actual camarlengo, quien preside la Cámara Apostólica. Su rol incluye verificar oficialmente la muerte del Papa, organizar el cónclave y garantizar que se cumplan las disposiciones establecidas por la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada en 1996 por Juan Pablo II.
UNA TRADICIÓN QUE NACIÓ DEL CONFLICTO
El primer cónclave con encierro formal se celebró en 1241. Pero fue la elección de Gregorio X en 1271, tras casi tres años de bloqueo, la que dio origen a las normas más estrictas. En ese proceso, los ciudadanos de Viterbo encerraron a los cardenales, les quitaron el techo del edificio y limitaron su alimentación para forzarlos a llegar a un consenso.
Con el tiempo, las reglas se flexibilizaron, aunque se han mantenido aspectos centrales como el secreto absoluto y el aislamiento. Los cardenales se alojan actualmente en la residencia Santa Marta, desde donde se trasladan a la Capilla Sixtina para las votaciones.
ASÍ SE DESARROLLA EL CÓNCLAVE
La elección comienza con la entrada de los cardenales a la Capilla Sixtina, al canto del Veni Creator. Luego se pronuncia el tradicional “Extra omnes” («todos fuera»), y las puertas se cierran. Los cardenales hacen un juramento de confidencialidad y, uno a uno, escriben su voto en una papeleta que es depositada en una urna.
Para ser elegido Papa, el candidato debe alcanzar una mayoría de dos tercios. Los votos son leídos en voz alta y anotados, y las papeletas se queman después de cada escrutinio: si el humo que sale es negro, no hay acuerdo; si es blanco, hay nuevo pontífice. Desde 2005, se utilizan compuestos químicos para asegurar que el color sea claramente visible.
El nuevo Papa es consultado por el decano del Colegio Cardenalicio si acepta la elección. En caso afirmativo, se le pregunta qué nombre desea adoptar. Por tradición, ningún pontífice ha vuelto a llamarse Pedro, en alusión al primer obispo de Roma.
LOS POSIBLES SUCESORES
La Santa Sede debe organizar este cónclave, que reunirá a los cardenales menores de 80 años con derecho a voto. Aunque solo Dios conoce el resultado, ya circulan los nombres de varios candidatos considerados “papables” por su trayectoria, influencia y perfil pastoral:
- Luis Antonio Tagle (Filipinas, 67 años)
- Matteo Zuppi (Italia, 69 años)
- Pietro Parolin (Italia, 70 años), actual secretario de Estado del Vaticano
- Willem Eijk (Países Bajos, 71 años)
- Peter Erdő (Hungría, 72 años)
- Peter Turkson (Ghana, 76 años)
- Raymond Leo Burke (EE. UU., 76 años)
- Gerhard Ludwig Müller (Alemania, 77 años)
- Malcolm Ranjith (Sri Lanka, 77 años)
- Robert Sarah (Guinea, 79 años)
Algunos de estos cardenales ya superan la edad límite para votar, pero siguen siendo considerados como figuras influyentes en el Colegio Cardenalicio.
UN PROCESO RODEADO DE SECRETO Y SIMBOLISMO
La Constitución Apostólica impone medidas estrictas para garantizar la confidencialidad del cónclave: los cardenales no pueden usar teléfonos, leer prensa, ver televisión ni mantener contacto con el exterior. Además, se inspecciona la Capilla Sixtina para evitar la presencia de dispositivos de escucha.
Durante sus doce años de pontificado, Francisco creó 142 cardenales, de los cuales 113 son electores, provenientes de 70 países. Veintidós de estas naciones nunca antes habían tenido un cardenal. Este hecho ha diversificado el perfil del Colegio Cardenalicio y ampliado las posibilidades para el futuro líder de la Iglesia.
ANECDOTARIO DEL CÓNCLAVE
A lo largo de la historia, no han faltado episodios llamativos. En el cónclave que eligió a Benedicto XVI, una mala ventilación provocó que el humo inundara la Capilla Sixtina, dañando los frescos de Miguel Ángel. Y en 1740, el cardenal Lambertini, futuro Benedicto XIV, dijo con ironía: “Si queréis a un político, elegid a Aldrovandi; si queréis a un piadoso, elegid a Gotti; si queréis a un tonto, elegidme a mí”. Y fue un gran Papa.
Como reza el antiguo dicho romano: “El que entra Papa, sale cardenal”. El próximo cónclave, más allá de las especulaciones, será un acto de fe, oración y discernimiento.
Murió el Papa Francisco.
El Vaticano informó que a los 88 años murió Jorge Mario Bergoglio, el líder de la Iglesia Católica en el mundo.
Ahora se convocará a un cónclave de todos los cardenales para elegir a su sucesor.-
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— AgenciaUno (@agenciaunochile) April 21, 2025