Este miércoles, el ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araqchi, anunció que la próxima ronda de negociaciones nucleares con Estados Unidos se llevará a cabo este sábado en Roma, tras la reciente reunión de abril en la misma ciudad. La capital italiana será, por segunda vez, el escenario de estas conversaciones indirectas, mediadas por Omán, entre las dos potencias rivales.
Araqchi comentó que la ciudad se ha convertido en un punto clave para las discusiones entre Irán y Estados Unidos, después de que las rondas anteriores se celebraran en Mascate, la capital de Omán.
En su intervención, también subrayó las complicaciones que las sanciones impuestas por Washington suponen para las negociaciones. A pesar de los esfuerzos por llegar a un acuerdo, las tensiones se mantienen altas, particularmente por las acciones unilaterales de EE. UU., que siguen siendo percibidas como obstáculos por Teherán.
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DESAFÍOS Y TENSIONES
Las conversaciones buscan resolver las profundas diferencias sobre el programa nuclear de Irán. Desde que Estados Unidos se retiró del acuerdo nuclear de 2015 bajo la administración del presidente Donald Trump, las tensiones han escalado, y el país ha vuelto a imponer sanciones económicas a Teherán, lo que ha afectado gravemente a la economía iraní.
Mientras tanto, Irán ha acelerado su programa nuclear, alejándose del compromiso de limitar su capacidad atómica a cambio del levantamiento de las sanciones.
Desde que comenzaron las negociaciones indirectas, tanto Irán como Estados Unidos han calificado las rondas de diálogo como “positivas”, aunque han reconocido que aún hay un largo camino por recorrer.
Teherán ha dejado claro que no negociará su derecho a enriquecer uranio, una de las principales piedras de toque del acuerdo. Por otro lado, Estados Unidos no solo busca una restricción más estricta del programa nuclear iraní, sino también controlar el programa de misiles de Irán y su apoyo a grupos regionales como los hutíes en Yemen.
SANCIONES Y AMENAZAS
En medio de las conversaciones, la postura de Estados Unidos sigue siendo dura, y las recientes sanciones impuestas por Washington han añadido complejidad al proceso.
Araqchi, el ministro iraní, criticó estas medidas, señalando que envían un mensaje negativo durante las negociaciones. Estas sanciones se enmarcan dentro de la “política de máxima presión” que el gobierno de Trump ha aplicado a Irán desde su retirada del acuerdo nuclear.
Por otro lado, la administración de Trump ha dejado claro que no descartará las opciones militares si Irán no llega a un acuerdo, lo que eleva aún más la tensión entre los dos países. La situación sigue siendo volátil, y tanto Irán como Estados Unidos se encuentran en una encrucijada donde el futuro de su relación nuclear y de seguridad regional depende del rumbo que tomen estas negociaciones.
Aunque ambas partes han destacado el carácter positivo de las rondas previas, el camino hacia un acuerdo sigue estando lleno de obstáculos.
Mientras que Irán insiste en que su derecho a enriquecer uranio debe ser respetado, Estados Unidos ha mencionado como opción la posibilidad de desmantelar por completo el programa atómico iraní o, alternativamente, que Irán adquiera uranio enriquecido de fuentes extranjeras, lo que eliminaría las preocupaciones sobre su capacidad para desarrollar armas nucleares.
