Más de un centenar de familias en San Rosendo, región del Bío Bío, podrían ser desalojadas próximamente debido al peligro de deslizamientos en las zonas de La Antena y Matadero.
Esta situación se da tras la emisión de un segundo informe elaborado por Sernageomin, el cual confirma la existencia de grietas activas y deformaciones del terreno, factores que amenazan directamente la estabilidad de las viviendas.
Una residente contó a Radio Bío Bío que aún esperan una solución y criticó la contradicción en la información que entregan las autoridades: por un lado, les piden tomar precauciones de seguridad y, por otro, les ordenan evacuar.
FAMILIAS EXPUESTAS
María Luz Gajardo, directora regional del Serviu, afirmó que «Las personas que habitan esa toma están en riesgo». Añadió que se les ha propuesto a las familias que reúnan los requisitos acceder tanto a subsidios de arriendo como a soluciones habitacionales definitivas.
El documento técnico que fundamenta la alerta de desalojo identifica «Diversos puntos con remociones en masa» y advierte que «La ladera ha experimentado una fuerte alteración debido a intensa actividad antrópica», lo que ha aumentado significativamente el riesgo de deslizamientos.
Gajardo también recalcó que los antecedentes disponibles refuerzan la urgencia de reubicar a las familias afectadas.
SERVIU
Como parte de la estrategia de apoyo, el Serviu ofrece subsidios de arriendo por hasta 21 meses, con un monto mensual de 450 mil pesos, siempre que se cumplan ciertos criterios. Sin embargo, varios vecinos han manifestado que en San Rosendo «No hay casas de arriendo disponibles».
Por su parte, la diputada del distrito 21, Joanna Pérez, criticó la demora en la entrega de los informes técnicos, señalando que dicha tardanza ha influido negativamente en la toma de decisiones.
DESALOJO
Asimismo, sostuvo que considera que la medida de desalojo resulta arbitraria, y pidió que las acciones que se adopten estén en sintonía con la gravedad del problema identificado en los informes.
El municipio de San Rosendo debe ahora enfrentar el reto de mejorar la comunicación con las familias involucradas, con el fin de evitar que la actual desinformación incremente su vulnerabilidad ante la inminente llegada de la temporada de lluvias.