Internacional

Temor en Israel por acercamiento de Trump a países árabes

Editado de agencias y medios internacionales por Cristian Navarro H.

Periodista

Trump
Foto: Publicado en X por @POTUS
Durante décadas, Israel supo sacar provecho de su vínculo privilegiado con Estados Unidos para influir en la política regional.

Mientras el presidente Donald Trump recorría lujosos palacios en Arabia Saudita, Qatar y Emiratos Árabes Unidos anunciando un “nuevo Medio Oriente”, en Israel crecía el temor: su más firme aliado en Washington parecía ahora mirar hacia otros lados.

Durante décadas, Israel supo sacar provecho de su vínculo privilegiado con Estados Unidos para influir en la política regional. Desde Camp David hasta los Acuerdos de Abraham, muchos países árabes entendían que acercarse a Washington pasaba primero por congraciarse con Israel. Pero esta semana, el paradigma cambió.

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El miércoles 14 de mayo, Arabia Saudita y Turquía protagonizaron una jugada diplomática que marginó a Israel: organizaron una reunión entre Trump y Ahmad al-Sharaa, el nuevo presidente interino de Siria. En Riad, Trump anunció el levantamiento de sanciones a Damasco como gesto hacia sus anfitriones, el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.

Consultado por el posible malestar israelí, Trump fue tajante: “No lo sé, no les pregunté sobre eso”.

QUEDANDO FUERA DE ESCENA

Israel no sólo fue excluido de la gira de Trump —que priorizó a Arabia Saudita, Qatar y Emiratos—, sino también de una serie de decisiones clave. Estados Unidos negoció por su cuenta la liberación de un rehén en Gaza, cerró una tregua con los hutíes en Yemen que ha permitido redirigir ataques hacia Israel, y retomó conversaciones nucleares con Irán que Tel Aviv rechaza con fuerza.

Aunque no ha habido enfrentamientos abiertos entre Trump y Benjamín Netanyahu, el contraste con el primer mandato del republicano es notorio. Entonces, Trump rompió con décadas de política exterior para favorecer a Israel como ningún otro presidente lo había hecho.

Hoy, sus prioridades parecen otras.

TRIUNFOS RÁPIDOS, PACIENCIA ESCASA

Trump busca resultados inmediatos: inversiones multimillonarias, treguas entre enemigos históricos, liberación de rehenes. En esa lógica, la prolongada y devastadora guerra en Gaza no calza.

La ofensiva israelí lleva 19 meses, ha matado a decenas de miles de palestinos y reducido barrios enteros a escombros, pero no ha cumplido los objetivos del gobierno de Netanyahu: destruir a Hamás y repatriar a todos los secuestrados tras el ataque del 7 de octubre de 2023.

Netanyahu se ha negado a un alto el fuego condicionado a la liberación de los rehenes o al avance hacia un Estado palestino, una exigencia central de Arabia Saudita para cualquier acuerdo de normalización con Israel.

“Trump ya le ha ofrecido a Israel oportunidades y hasta armamento vetado por Biden para cerrar la guerra en Gaza. Eso es lo que quiere Trump”, explicó Eytan Gilboa, experto en relaciones bilaterales. “Pero Netanyahu no responde, y eso empieza a convertirlo en un perdedor ante los ojos de Trump”.

TRUMP NIEGA DISTANCIAMIENTO, PERO EL MAPA CAMBIA

Trump asegura que su buena relación con líderes regionales “es buena para Israel”. Sin embargo, mientras los equilibrios se reconfiguran en Medio Oriente, el país se encuentra fuera de la foto.

Paradojas del destino: Israel ayudó a debilitar a Irán, derrocar a Bashar al-Assad y golpear a Hezbolá, lo que ha facilitado este reordenamiento regional. Pero ahora, mientras Trump cosecha los beneficios, Israel mira desde afuera.

Michael Oren, exembajador israelí en EE.UU., ve paralelismos con Barack Obama: “Esto va a enloquecer a Washington, pero se parece mucho a la administración Obama. También excluyó a Israel en su primera gira y sorprendió con acuerdos no consultados”.

Aun así, pocos creen que Trump presione a Israel públicamente. Ha prometido que EE.UU. no volverá a “dar lecciones” a Medio Oriente, y ha sugerido que décadas de intervencionismo fueron más dañinas que útiles.

Y si bien quiere que la guerra en Gaza termine, no necesariamente impondrá cómo debe hacerlo.

“No busca una pelea con Israel”, concluyó Oren. “Quiere cerrar la guerra, pero puede aceptarlo de muchas maneras”.

 

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