Este domingo 1 de junio se desarrolló la última Cuenta Pública del presidente Gabriel Boric, instancia en la que abordó diversos temas, incluyendo una reflexión sobre el Estallido Social ocurrido en 2019. En su intervención, el mandatario ofreció una mirada crítica y transversal respecto a ese periodo.
Boric señaló que «El Estallido Social de 2019 fue la expresión de un legítimo malestar acumulado en el marco de un proceso de modernización acelerado de nuestra sociedad y que expresó en esos meses todas sus contradicciones».
Aun así, hizo énfasis en que «hubo episodios de violencia inaceptables que no pueden ser justificados, como la quema del Metro, la destrucción de patrimonio público y privado y la agresión a Carabineros».
Lea también: Boric enfrenta su última Cuenta Pública entre promesas y deudas
Asimismo, reconoció que la actuación del Estado durante esa etapa también tuvo consecuencias graves, indicando que en la «Respuesta por parte del Estado se cometieron graves e inexcusables violaciones a los derechos humanos, incluso con resultado de muerte y lesiones gravísimas, muchas de las cuales aún esperan justicia».
GABRIEL BORIC SOBRE EL ESTALLIDO SOCIAL
El jefe de Estado destacó que, si bien existe debate sobre el significado de esos hechos, «Si hay algo que no se puede negar es que la gran mayoría de quienes participaron en las manifestaciones lo hizo de forma pacífica y con una gran voluntad de cambio».
Añadió que «Con el paso del tiempo, quizás no suficiente aún para tener una evaluación histórica, pero sí para sacar aprendizajes, me atrevo a afirmar que los chilenos y chilenas exigieron terminar con los abusos, acceder a más derechos y bienestar y tener una voz protagónica en el devenir de la patria».
INTERPRETACIONES
También cuestionó algunas interpretaciones actuales de ese periodo, manifestando que «Por un lado, se ha tratado de resignificar este periodo como un mero ejercicio de violencia desbocada, llegando a tildarlo incluso estallido delictual, lo que insulta a todos quienes participaron pacíficamente de este y desconoce las causas profundas que generaban ese legítimo malestar».
Finalmente, recalcó la importancia de no caer en visiones simplistas: «No todo estaba bien, pero no todo estaba mal», y criticó que «a ansiedad por sintonizar inmediatamente con algún sector determinado de la población sin hacer una reflexión pausada, demostró para cualquiera de los sectores políticos no ser un buen camino».
Cerró su intervención destacando que «Chile, de manera ejemplar, logró encausar el proceso por la vía institucional, siguiendo lo mejor de su tradición republicana».