Israel ha construido una de las redes de defensa aérea más sofisticadas del mundo. Desde 1992, la ley exige que todas las edificaciones cuenten con refugios antiaéreos. Y sistemas como la Cúpula de Hierro (Iron Dome), David’s Sling y Arrow han demostrado una efectividad cercana al 90%. Sin embargo, los recientes ataques masivos por parte de Irán, que incluyeron más de 400 misiles y cientos de drones, han dejado al descubierto algunas grietas en esa aparente muralla de acero.
En ciudades como Tel Aviv y Haifa, proyectiles impactaron incluso en zonas densamente pobladas y en infraestructura estratégica, como una refinería. El saldo dejó decenas de muertos, incluyendo personas que se encontraban en sus refugios.
“Las habitaciones seguras siguen siendo la opción más segura y salvan vidas. Que la gente pierda la confianza en ellas es lo peor que podría pasar”, alertó una fuente militar citada por Haaretz.
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¿QUÉ ES LA CÚPULA DE HIERRO?
La Cúpula de Hierro, operativa desde 2011, es un sistema de defensa desarrollado por Rafael Advanced Defense Systems e Israel Aerospace Industries, con apoyo de Estados Unidos. Su objetivo es interceptar cohetes de corto alcance, morteros y artillería antes de que lleguen a zonas habitadas.
Cada batería cuenta con entre tres y cuatro lanzadores, con 20 misiles interceptores «Tamir» cada uno. El sistema rastrea los proyectiles entrantes mediante radar y determina si representan una amenaza real. Si es así, lanza un misil para neutralizarlos en el aire. De no ser un peligro, los deja caer en terreno abierto.
El costo por cada interceptor ronda los 50.000 dólares, lo que supone un gasto considerable en enfrentamientos prolongados. “Ni Estados Unidos ni Israel pueden quedarse de brazos cruzados interceptando misiles todo el día”, advirtió Tom Karako, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
UNA DEFENSA MULTINIVEL
Aunque, el arsenal israelí se extiende más allá de la Cúpula. Las defensas de Israel tienen varias capas, cada una diseñada para abordar amenazas que provienen de diferentes alcances. El más conocido, la Cúpula de Hierro, es solo para interceptar proyectiles de artillería y cohetes de corto alcance.
El sistema David’s Sling, en funcionamiento desde 2017, cubre amenazas de medio y largo alcance, incluidos misiles balísticos y de crucero, con proyectiles «Stunner» que cuestan cerca de un millón de dólares cada uno.
Más arriba están Arrow 2 y Arrow 3, diseñados para interceptar misiles balísticos dentro y fuera de la atmósfera. Arrow 3, por ejemplo, tiene un alcance de hasta 2.400 kilómetros y fue utilizado en 2023 para neutralizar misiles lanzados desde Yemen.
Israel también cuenta con apoyo estadounidense a través del sistema THAAD, capaz de interceptar misiles en su última etapa de vuelo.
«GRIETAS» EN LA MURALLA
A pesar de su sofisticación, los sistemas defensivos de Israel no son impenetrables. Expertos como Sidharth Kaushal, del RUSI (Royal United Services Institute), advierten que “ningún sistema ofrece una defensa infalible”. Las tácticas iraníes, similares a las empleadas por Rusia en Ucrania, consisten en saturar los sistemas con enjambres de drones y múltiples tipos de misiles.
El éxito de estas maniobras reside en forzar al sistema a gastar múltiples interceptores por cada amenaza. En caso de agotamiento de munición o saturación, algunos misiles logran penetrar, con consecuencias letales.
Yehoshua Kalisky, del Instituto de Seguridad Nacional (INSS), matiza: “No tenemos motivos para preocuparnos: estamos bien protegidos y luchamos por nuestra supervivencia”. Sin embargo, según The Wall Street Journal, Israel ya enfrenta escasez de interceptores Arrow, que son fundamentales para frenar misiles balísticos de largo alcance.
LA AMENAZA BALÍSTICA IRANÍ
Para alcanzar Israel, Irán recurre a misiles de mediano alcance como el Shahab-3 o el Emad, que pueden cubrir entre 1.000 y 3.500 kilómetros. Estos proyectiles viajan a velocidades supersónicas y adoptan trayectorias balísticas, lo que dificulta su intercepción incluso para sistemas avanzados.
En los últimos días, se han captado imágenes de intercepciones a gran altitud, posiblemente exoatmosféricas, una señal de que Israel está desplegando su artillería más sofisticada para contener las amenazas.
CARRERA CONTRA EL TIEMPO
Mientras se prolonga el conflicto, la preocupación no solo radica en la eficacia técnica de los sistemas, sino en su sostenibilidad. Cada día de ataques significa cientos de miles, si no millones, de dólares invertidos en interceptores.
Israel mantiene una tasa de intercepción del 90%, según sus autoridades, pero la presión operativa aumenta. Con ciudades en alerta, carreteras colapsadas y refugios saturados, el debate no es solo técnico, sino también social y político.
La superioridad aérea de Israel, aunque aún robusta, enfrenta uno de sus desafíos más críticos desde su instauración. En el campo de batalla moderno, incluso las murallas más altas tienen puntos ciegos.