La intensificación de los bombardeos israelíes sobre Teherán y el tono beligerante de ambos gobiernos ha desencadenado un éxodo masivo desde la capital iraní. Muchos residentes se sienten atrapados entre un régimen que no los representa y una ofensiva militar que no los distingue.
Desde una refinería en llamas al sur de Teherán se alzaban columnas de humo este lunes 17 de junio, tras el quinto día consecutivo de intercambio de ataques entre Irán e Israel, en lo que ya se perfila como el enfrentamiento más grave entre ambos países. El saldo parcial asciende a 224 muertos en Irán y 24 en Israel, según cifras oficiales.
Mina*, de 39 años, empacó ropa, documentos, comida enlatada y agua. “Miré por última vez mi sala y pensé que tal vez no volvería a verla”, relata. A última hora del lunes, abandonó la ciudad junto a su familia rumbo a casa de un primo, a cien kilómetros de la capital. La decisión la tomó después de escuchar al expresidente Donald Trump instar a evacuar Teherán.
Ese mismo día, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, amenazó con hacer “pagar el precio” a los habitantes de Teherán por los ataques iraníes contra civiles en Israel.
ESCENAS DE HUIDA Y ANGUSTIA
Los congestionamientos son parte del día a día en una ciudad de casi 9 millones de personas, pero el lunes por la noche, el tráfico alcanzó niveles insólitos. “Vimos familias huyendo en motos, con sus pertenencias en bolsas plásticas”, cuenta Mina. En redes sociales circulaban imágenes de teheraníes arrastrando maletas en el metro y vehículos atascados rumbo a la costa del mar Caspio.
Neguine*, quien salió el martes por la mañana con su hijo de 13 años, asegura que el estrés la había acompañado durante cinco días. El domingo, regresó al trabajo a pesar de las huelgas. “Uno de los ataques fue a pocas cuadras. Creímos que la oficina había sido alcanzada”. Esa misma noche, volvió a casa entre columnas de humo y un fuerte olor a gasolina por el ataque a varios depósitos de petróleo. Sin noticias de su hijo, al cuidado de su abuela, decidió marcharse.
ENTRE LA REPRESIÓN Y LAS BOMBAS
En medio de los bombardeos, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha llamado a los iraníes a rebelarse contra la “tiranía” de su gobierno y ha insinuado que la muerte del líder supremo Alí Jamenei pondría fin al conflicto.
“Lo único que veo es que nos hemos convertido en desplazados de guerra por la sed de poder de dos bandos”, afirma Neguine mientras conduce hacia el sur del país. Como ella, muchos sienten que han sido abandonados por un régimen autoritario y que están siendo castigados por una guerra que no eligieron.
“Durante 45 años nos han explotado, insultado al mundo y armado con excusas. ¿Y ahora en cinco días se les agotan los misiles? Es ridículo y aterrador”, dice Mina con rabia.
Aunque resulta difícil conocer con precisión el estado del arsenal iraní tras varios días de ataques, expertos indican que la capacidad balística exhibida por Teherán hasta ahora no cumple con las expectativas prometidas por el régimen.
«NOS CORRESPONDE A NOSOTROS DECIDIR»
Ahmad*, otro residente que logró salir tras hacer dos horas de fila por gasolina, cuestiona la efectividad del sistema antimisiles iraní: “Desde ayer parece que no intercepta casi nada”. Ahora se dirige a más de 800 kilómetros de la capital.
Pero no todos pueden abandonar Teherán. El esposo de Neguine se quedó para cuidar a su madre enferma. Farideh*, recién llegada a casa de sus padres en provincias, lamenta el impacto en la población civil. “Quisiera que quienes nos bombardean entendieran que no somos el gobierno. Esta guerra destruye nuestras vidas. No es Netanyahu quien debe decidir nuestro futuro. Solo nosotros podemos hacerlo”.
Miles de personas intentan evacuar Teherán tras los bombardeos israelíes. Gasolineras colapsadas, salidas bloqueadas y pánico generalizado. #Teherán #Israel #Irán #ÚltimaHora pic.twitter.com/XPxKcldF4c
— Cultura Colectiva News (@CCNews__) June 18, 2025