Política

Carta póstuma a mi padre Luis Corvalán L. Por María Victoria Corvalán

María Victoria Corvalán Castillo

Periodista. Magister en Comunicaciones, con amplia experiencia en medios nacionales e internacionales

Querido papá:

En el marco de los 50 años, son muchos y muchas los luchadores sociales y políticos que, durante toda su vida, como tú, la entregaron a una causa noble: la justicia social, la defensa del pueblo, por vivir en un país mejor, y que muchos olvidan, omiten, o no quisieran recordar.

El 14 de septiembre es tu cumpleaños, aunque celebrabas más el 18, las fiestas patrias.

Recuerdo la hermosa cueca que bailaban con tu compañera de toda la vida.

Tu por tus orígenes campesinos, te desabrochabas el cinturón y jalabas tus pantalones antes del zapateo, coqueteando con tus ojitos chinos. Mi madre, te coqueteaba con su pañuelo al viento.
Por tus orígenes campesinos cuando fuiste Senador trabajaste por la Reforma agraria, como por la nacionalización del cobre. También tu enfoque eran los trabajadores, mujeres, los jóvenes y niños. Como se decía antes, tu motivo de vida era la defensa del pueblo.

No recuerdo bien que senador me contó, que, en una oportunidad, en el Senado se enfrascaron en una discusión, y todos hablaban de la “problemática”. Y, pediste la palabra y dijiste, “para que nos quedamos en la problemática, porque no mejor busquemos la solucionática”. Esto te retrata de cuerpo entero.

Toda tu vida fuiste “hincha” de una “dirección colectiva” al interior del Partido Comunista, durante tu gestión como secretario general. Muchas veces señalaste la importancia que se eligiera un nuevo secretario general, porque entendías que era importante para la organización, pero por las coyunturas políticas los compañeros de la dirección o estaban de acuerdo.

Fuiste leal a tu Partido y al presidente Salvador Allende, y al Programa de la Unidad Popular. Te las jugaste por el éxito de la UP.

Viviste el golpe de estado en distintos campos de concentración, sufriste malos tratos y quien sabe que más, que nunca quisiste contarnos. Trabajaste desde el día uno, contra la dictadura de Pinochet.
Saliste al exilio y te integraste a la gran campaña internacional de solidaridad con Chile. Luego retornaste a Chile clandestino.

Tu consecuencia se vio una vez más reflejada cuando entraste a Chile en forma clandestina en 1983. Por resolución de Gladys Marín, saliste y volviste en forma legal. Nunca entendí el porqué de eso. Pero tu disciplina y respeto por tu Partido, era a toda prueba.

Hoy al cumplirse 50 años, en estos días tan complejos recuerdo que decías, que la unidad de todas las fuerzas de izquierda y progresista era la base para construir un Chile mejor.

¡Honor y gloria a los, y las detenidas desaparecidas, a los ejecutados políticos, aquellos y aquellas que trabajaron en la clandestinidad y en el exilio!

¡Honor y gloria, a ti Don Luis Corvalán Lépez!.

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