Horas después de confirmar su participación en una nueva ronda de conversaciones con Ucrania, Rusia lanzó una oleada de ataques aéreos sobre varias regiones del país, provocando al menos un niño muerto y 14 heridos, según autoridades locales. Los bombardeos coincidieron con el anuncio de un tercer intento de tregua que se celebrará este miércoles 23 de julio en Estambul.
Los drones rusos impactaron las regiones de Sumy (norte), Donetsk (este) y Odessa (sur), con especial gravedad en la ciudad de Kramatorsk, donde murió un menor de 10 años. En Putyvl, Sumy, once personas resultaron heridas, y otras tres en la capital homónima de la provincia tras el impacto de una bomba guiada, que también dañó un edificio residencial.
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La intensidad de los ataques en Sumy ha aumentado en los últimos meses. En abril, un bombardeo mató a 35 personas. Esta región fue utilizada por fuerzas ucranianas para incursionar en la zona rusa de Kursk, lo que ha sido señalado por el Kremlin como uno de los motivos para reforzar su ofensiva en la frontera.
DIÁLOGO SIN AVANCES CONCRETOS
Pese al recrudecimiento del conflicto, Moscú y Kiev acordaron una tercera ronda de negociaciones en Turquía. No obstante, el Kremlin advirtió que “no hay motivo para esperar milagros”. El vocero presidencial ruso, Dmitry Peskov, descartó avances inmediatos y sostuvo que aún falta “mucho trabajo antes de discutir una cumbre de alto nivel”.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, reiteró su disposición a reunirse directamente con Vladimir Putin, pero admitió que las delegaciones de bajo nivel que participarán en Estambul carecen de poder decisorio.
Washington, por su parte, ha respaldado los esfuerzos de mediación, aunque las dos rondas previas de diálogo, realizadas entre mayo y junio, fracasaron por la negativa rusa a ceder sus exigencias territoriales.
EXIGENCIAS DE MOSCÚ Y ESTANCAMIENTO MILITAR
Putin mantiene su demanda de conservar los territorios ocupados o anexados unilateralmente: Donetsk, Lugansk, Zaporizhia, Jersón y Crimea. Aunque no controla totalmente estas zonas, el Kremlin insiste en que forman parte de Rusia, basándose en referendos ampliamente cuestionados por la comunidad internacional.
Funcionarios ucranianos y aliados occidentales acusan a Moscú de usar las conversaciones como una táctica dilatoria mientras continúa su ofensiva. Actualmente, Rusia controla cerca del 20% del territorio ucraniano.
CONTROVERSIA INTERNA EN KIEV
En paralelo a la ofensiva rusa, el Parlamento ucraniano aprobó una controvertida ley que recorta la autonomía de la Oficina Nacional Anticorrupción (NABU) y de la Fiscalía Anticorrupción (SAPO). La normativa otorga mayor control al fiscal general, designado por el presidente, lo que ha generado preocupación entre organizaciones civiles y observadores internacionales.
El jefe de la NABU, Semen Kryvonos, pidió al presidente Zelensky no promulgar la ley, calificándola como un intento de “destruir” la infraestructura anticorrupción. La decisión legislativa ocurre tras el arresto de dos funcionarios de la NABU acusados de vínculos con Rusia y el allanamiento de varias oficinas del organismo.
La tensión entre la necesidad de fortalecer las instituciones democráticas y las medidas adoptadas en el contexto de guerra plantea nuevos desafíos para Ucrania, justo cuando busca sostener el respaldo de sus aliados occidentales y avanzar hacia una resolución negociada del conflicto.
Rescue and emergency efforts are underway in our cities and communities following the Russian attack. Damage has been reported in Kyiv and the region, as well as in the Kharkiv and Ivano-Frankivsk regions. Attack drones were also intercepted over the Sumy, Khmelnytskyi,… pic.twitter.com/wuNfaMwWk8
— Volodymyr Zelenskyy / Володимир Зеленський (@ZelenskyyUa) July 21, 2025