El Gobierno confirmó este martes que Alberto Mejía, el joven venezolano acusado de asesinar al comerciante José Felipe Reyes Ossa, planificó su fuga con la ayuda de una red de apoyo activa dentro del país. Esta estructura lo asistió para abandonar Chile rumbo a Perú apenas dos días después de que fuera liberado por error desde la cárcel Santiago 1.
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RED NACIONAL EN LA MIRA
El ministro de Seguridad Pública, Luis Cordero, aseguró que los organismos de seguridad ya identificaron plenamente a la red que prestó asistencia al imputado de 18 años. “Contaba con una red de protección. Esa estructura ya está individualizada y es parte de la investigación que lleva adelante el Ministerio Público”, afirmó.
El fiscal nacional, Ángel Valencia, respaldó esa versión y explicó que una fuga como la de Mejía “no ocurre sin coordinación ni ayuda externa”. Añadió que los investigadores buscan establecer responsabilidades penales por la colaboración prestada.
UN ERROR QUE ABRIÓ LA PUERTA A LA FUGA
Gendarmería liberó por equivocación a Mejía el 10 de julio, menos de 24 horas después de que el tribunal dictara su prisión preventiva. En lugar de permanecer bajo custodia, el acusado abandonó el penal Santiago 1 y se desplazó hacia el norte del país.
La policía reconstruyó parte de su ruta gracias al testimonio de un taxista que lo trasladó desde el terminal de buses de Arica hasta las cercanías de la frontera. Según el ministro Cordero, no existen antecedentes que vinculen al conductor con la red que facilitó el escape.
INVESTIGACIÓN SE CENTRA EN CÓMPLICES INTERNOS
El Ministerio Público busca determinar quiénes coordinaron y financiaron la huida de Mejía, en un caso que expone graves fallas del sistema judicial y penitenciario. La fiscalía concentra ahora sus esfuerzos en desarticular la red de apoyo que permitió que un presunto sicario vinculado a un crimen de alto impacto escapara del país sin ser detectado.