Nacional y economía

La fría confesión del otro sicario del «Rey de Meiggs»

Mario López M. Periodista

Las confesiones del segundo sicario del Rey de Meiggs
Las confesiones del segundo sicario del Rey de Meiggs
En su testimonio, dio a conocer cómo se vinculo a la banda de sicarios, qué rol le cupo y cuál era el plan de salida. También detalladamente cómo asesinaron al Rey de Meiggs.

Revelan la fría confesión del otro sicario del «Rey de Meiggs»: «Lo remató desde el carro», señaló. Sabían a lo que iban.

Yonder Blanco, venezolano, confesó sin mostrar signos de arrepentimiento los momentos finales del empresario José Reyes, conocido como El Rey de Meiggs.

Ello aconteció en la audiencia del 9 de julio en el Centro de Justicia de Santiago.  El pasado 8 de julio cerca de las 8:00 pm. Blanco (24 años) declaró como imputado por el homicidio de José Reyes.

Las funciones relatadas paso a paso

No se guardó al parecer antecedentes. No solo relató su participación sino que también la de los otros coimputados. En particular relató cómo Alberto Mejía —recapturado en Colombia— asesinó al empresario con toda frialdad.

Ese día dio detalles del cómo ocurrió el homicidio del prestamista José Reyes Ossa, el 19 de junio. A la vez, entregó pistas del papel que tuvo en este la desconocida hasta ahora banda criminal ecuatoriana ‘Los Ñaños’.

En su testimonio, dio a conocer cómo se vinculo a la banda de sicarios, qué rol le cupo y cuál era el plan de salida. También detalladamente cómo asesinaron al Rey de Meiggs. Los coimputados como sicarios y autores materiales del crimen, son Alberto Mejía Hernández, 18 años, y Neomar Arizmendi Duarte, de 22.

Todos en prisión preventiva

Como se recordará, Mejía Hernández obtuvo de manera «errónea» su libertad, tras gruesas equivocaciones judiciales el 10 de julio pasado.

Hernández fue detenido este sábado en Colombia, tras estar un mes prófugo, por lo que lo que está en prisión preventiva, a la espera de su extradición.

También está privado de libertad el «intermediario» entre el empresario gastronómico Wilson Verdugo Díaz, presunto autor intelectual del homicidio y los sicarios venezolanos imputados. Se trata del ecuatoriano Ricardo Villón Pérez.

Villón Pérez, apodado ‘Lukas’, es quien habría entregado las armas para el crimen del empresario.

Conozca la declaración del segundo sicario

“Hace tres años a la fecha hice ingreso a Chile de forma irregular por un paso no habilitado en la comuna de Colchane, en compañía de mi hermano”.

“(Nos trasladamos) vía terrestre hacia la ciudad de Santiago, para probar suerte. Ahí nos fuimos a vivir y trabajar hasta el sector de Bellavista. En el restaurante ‘Zulianísimo’ yo ejercía de cocinero con mi hermano, mudándonos al tiempo después hasta la comuna de San Joaquín” y luego a Estación Central.

“Hace ocho meses que había perdido mi trabajo, debido a que el local cerró, instancia que comencé a relacionarme del sector de Toro Mazote, a quienes conozco como Neomar y Mejía”.

“Me los presentó una amiga venezolana. Así fue como empezamos a salir juntos a rumbear a fiestas”.

Cronología del crimen

“El día miércoles 18 de junio de este año, alrededor de las 11:00 horas de la mañana, me junté con Neomar y Mejía. Me comentaron que tenían un trabajo para ganar plata fácil”.

“Fuimos en el Chevrolet Spark celeste de Neomar hasta la calle Inglaterra (…), dirección en que nos reunimos con otro venezolano”.

“Nos comentó que teníamos que ir a ‘buscar’ un dinero a Ñuñoa, exhibiéndonos una fotografía del tipo que nos entregaría la plata. Mencionó que era chileno, gordo, de unos 40 años. Por lo que entendí el dinero ‘e lo teníamos que quitar’, ya que le debía esa plata a otro chileno”.

Las instrucciones y las armas

“Entregándonos para el trabajo dos pistolas que estaban al interior de bolso de color negro, mencionando: ‘ocúpenlas para el trabajo y déjenlas en el carro, yo después las iré a sacar’”.

“Los armamentos utilizados (…) fueron facilitados por Lukas, el cual mantiene gran cantidad de armamento en su poder”.

“Al finalizar comentó que la paga sería de $30.000.000 a repartirse entre cinco personas. Yo, Neomar, Mejía y otras dos personas que no conocía”.

El día del homicidio

“Al día siguiente, cerca de las 10:00 horas, me reuní otra vez con Mejía y Neomar, para luego subirnos al auto Chevrolet Spark, e irnos en dirección a Ñuñoa”.

«Recuerdo que nos estacionamos por un lapso de dos horas frente al estacionamiento del chileno”. “Neomar estaba hablando en todo momento con el venezolano que nos encargó el trabajo”.

“Cuando ingresó al apartamento (Reyes) esperamos un momento a que saliera. Recuerdo que al verlo salir junto a otra persona más corrí hacia él en compañía de Mejía.

Fue mientras lo seguí que éste se cayó al suelo, instancia (en) que lo agarré y le di un golpe con la pistola.

Le iba a quitar la billetera, pero fue en ese momento que Neomar se acercó en el auto, forcejeando con él para poder pararlo y así quitarle la billetera”.

“En ese momento pude subirme al carro, instancia (en) que Mejía le disparó en la pierna, rematándolo desde el carro, ‘disparándolo en tres ocasiones más’”.

El plan de fuga

“(Salimos) rápidamente. Recuerdo que Neomar comenta que dejáramos parqueado el carro en Toro Mazote, en Estación Central”.

“Luego salimos caminando en dirección a un local de comida rápida que está por ahí mismo, para comprar, mientras bajaba la marea, para luego tomar un Uber y así ir al departamento para hacer las maletas, porque habíamos planeado irnos al sur por un rato».

Ciertamente los planes no salieron como se había dispuesto. Ahora, más temprano que tarde deberán enfrentar el peso de la ley. ¿Lo harán todos los intervinientes en este homicidio?

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