Claudia Cardinale, una de las grandes divas de la época dorada del cine europeo, murió este martes a los 87 años en su residencia de Nemours, cerca de París, según confirmó su representante Laurent Savry a la agencia AFP. Con ella desaparece la última gran leyenda de aquel cine italiano que marcó los años sesenta y setenta, una generación de la que solo permanece Sophia Loren.
Su irrupción en la gran pantalla fue fulgurante. En 1963, un año decisivo para su carrera, deslumbró al mundo con tres papeles que se transformaron en iconos: la aristocrática Angélica en El gatopardo de Luchino Visconti, la enigmática musa en Ocho y medio de Federico Fellini y la seductora princesa en La pantera rosa de Blake Edwards. Aquella triple presencia en cines de todo el planeta la consagró como símbolo de belleza, talento y magnetismo.
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A lo largo de su carrera filmó más de 120 películas, trabajando con los nombres más influyentes de la historia del cine: Visconti, Germi, Monicelli, Leone, Bolognini, Edwards o Fellini. En Hollywood compartió pantalla con John Wayne, Sean Connery, Henry Fonda, Anthony Quinn, Burt Lancaster y Marlon Brando, entre otros. Sin embargo, nunca abandonó del todo Europa, que siguió siendo el centro de su trayectoria. Entre sus títulos más celebrados figuran Rufufú (1958), Rocco y sus hermanos (1960), La chica con la maleta (1961), Los profesionales (1966) y Hasta que llegó su hora (1968).
DE TÚNEZ A ROMA: LOS ORÍGENES DE UNA ESTRELLA
Claudia Cardinale nació en 1938 en Túnez, cuando era un protectorado francés, hija de inmigrantes sicilianos. De niña vivió la llegada de los soldados estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. Un director francés, René Vautier, la descubrió en la puerta de su colegio y la convenció de debutar en un cortometraje. Poco después ganó, casi por accidente, un concurso de belleza que la proclamó “la más guapa de Túnez”, lo que abrió la puerta a su futuro cinematográfico.
Su debut en un largometraje llegó con apenas 20 años en Rufufú (1958), la célebre comedia de Mario Monicelli. A partir de ahí, su carrera avanzó sin freno. Fue esposa del productor Franco Cristaldi y luego pareja del cineasta Pasquale Squitieri, con quien tuvo una hija. Sin embargo, uno de los episodios más dolorosos de su vida fue la maternidad precoz tras una violación, un hecho que mantuvo en secreto durante años, presentando a su hijo como si fuera su hermano.
UN LEGADO IMBORRABLE
Dueña de una mezcla única de fuerza, naturalidad y melancolía, Claudia Cardinale dejó personajes memorables que definieron a una época. Su presencia luminosa, su voz grave y su capacidad para habitar tanto papeles dramáticos como cómicos la transformaron en un mito.
Hoy, su partida cierra un capítulo irrepetible de la historia del cine italiano y mundial. Sus imágenes —bailando en El gatopardo, irradiando frescura en Ocho y medio, o conquistando Hollywood en La pantera rosa— seguirán siendo parte de la memoria colectiva del séptimo arte.
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Muere la actriz Claudia Cardinale a los 87 años https://t.co/JBmmGs6ROV— Aline (@AliciaBezek) September 23, 2025