Un dolor de cabeza para muchos son los gastos comunes: alzas dejan un 30% de morosidad en comunidades. Ello afecta la calidad de vida no solo de los deudores, también de quienes se mantienen al día.
¿Qué origina esta alza?
No existe una única razón tras la morosidad. La nueva ley que permite alzas programadas en los costos, desempleo, mala administración y el ingreso de empresas de gestión, inciden en ello.
El aumento sostenido de los gastos comunes en departamentos y condominios está dejando una huella tangible en la convivencia. La morosidad se aproxima al 30% en muchas comunidades, según operadores y análisis del sector.
Esta cifra afecta tanto a quienes se atrasan como a quienes pagan puntualmente. El resultado: recintos con servicios recortados, retrasos en mantenciones y tensión entre vecinos.
Las razones que explican este alza y la consecuente morosidad son múltiples.
Nueva Ley de Copropiedad
En primer lugar, la actualización normativa introducida por la Nueva Ley de Copropiedad Inmobiliaria (Ley N°21.442) flexibiliza ciertos mecanismos administrativos.
Incluye la posibilidad de programar aumentos en costos y establecer normas más claras para el cobro y la gestión de deudas.
Ello, en la práctica ha acelerado ajustes en los valores de los gastos comunes. Para propietarios y administradores, la ley ofrece herramientas, pero también abre debates sobre su implementación.
Los costos reales
Otra razón radica en el alza del sueldo mínimo, aumentos en tarifas de electricidad y mayores gastos en servicios externos (seguridad, mantención, ascensores, etc.). Estas empujan las cuentas hacia arriba.
Informes y plataformas del rubro han registrado incrementos promedio que rondan entre 8% y 11% en los últimos 12 meses en varias comunas de la Región Metropolitana, lo que estrecha el bolsillo de hogares con ingresos fijos.
Los cobros de gastos comunes en determinados condominios, equivalen casi a pagar un dividendo, reclaman muchos propietarios.
El mercado de la administración
La entrada de empresas de gestión y software especializados ha profesionalizado muchas comunidades.
Pero también ha generado costos adicionales y, en ocasiones, decisiones de gasto poco consensuadas que elevan las cuentas.
La mala administración —errores en presupuestos, contratos mal licitados o falta de transparencia— también aparece en los diagnósticos como factor que exacerba la morosidad.
El desempleo
No es menor el deterioro de los ingresos familiares. Esto completa el cuadro. Hogares con menor capacidad de pago optan por priorizar gastos inmediatos, postergando las cuotas del edificio.
Ello crea un círculo vicioso: menos ingresos para la comunidad llevan a recortar servicios o posponer mantenciones, lo que impacta la calidad de vida de todos los residentes.
Estudios sobre endeudamiento muestran la relación entre caída de ingresos y aumento de mora en obligaciones de consumo.
Autoridades adoptan medidas
Ante la crisis, el Ministerio de Vivienda ha difundido guías y medidas para mitigar el golpe. Esto incluye planes de pago y estrategias para optimizar consumos.
Pero las soluciones requieren coordinación: fiscalización, transparencia en las administraciones y diálogo vecinal para acordar prioridades de gasto son indispensables si no se quiere que la morosidad degrade el tejido comunitario.
