Las elecciones parlamentarias de este domingo no solo definirán quién acompañará al próximo gobierno en la tramitación de reformas estructurales: también abrirán la puerta a un Congreso marcado por el recambio, por la presencia de liderazgos atípicos y por un mapa político reorganizado bajo presión. En paralelo al foco presidencial, la composición del poder legislativo entra en un ciclo donde la competencia territorial, el voto obligatorio y la fragmentación partidaria podrían alterar de forma profunda las correlaciones internas.
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UN CONGRESO QUE CAMBIA CON EL VOTO OBLIGATORIO
Por primera vez en más de una década, el Parlamento se renovará bajo un electorado ampliado. Con 15,7 millones de personas habilitadas —incluyendo casi 900 mil residentes extranjeros y más de 160 mil chilenos en el exterior— y cerca de cinco millones de votantes que regresan a las urnas por obligación legal, los partidos enfrentan a un público menos ideologizado y más expuesto a redes sociales. Como advierte el experto Cristóbal Huneeus, descifrar la conducta de estos electores es uno de los grandes desafíos estratégicos de la jornada.
LA REGIÓN METROPOLITANA COMO TERRENO DECISIVO
La disputa por la Cámara se jugará en gran parte en la Región Metropolitana, que concentra casi un tercio de los 155 escaños. Ahí, el Distrito 10 simboliza el choque entre proyectos de ciudad y de país, con figuras como Irací Hassler (PC) y José Antonio Kast Jr. (REP) compitiendo por un electorado volátil. Los siete distritos de la RM, según plantea el analista Sebastián Rivas, representan la apuesta de los partidos por rostros de alto conocimiento público, un activo aún más relevante bajo voto obligatorio.
SENADORES QUE SE VAN Y UN MAPA ABIERTO
El Senado vivirá un recambio marcado: 14 parlamentarios no irán a la reelección, ya sea por límites legales o decisiones políticas. Regiones como Valparaíso, La Araucanía y Aysén se transforman así en espacios donde liderazgos nuevos, exdiputados y figuras regionales intentarán reconfigurar el peso político de la Cámara Alta. La salida de históricos como Francisco Chahuán, Jorge Soria o Jaime Quintana abre un escenario incierto para la continuidad de los bloques.
LA ROTACIÓN ENTRE CÁMARAS Y LA BÚSQUEDA DE CAPITAL POLÍTICO
La elección 2025 consolida un fenómeno que se ha intensificado: senadores que bajan a competir a la Cámara y diputados que buscan saltar al Senado. Para analistas como Pepe Auth, esto refleja dos señales: la dificultad de los partidos para instalar nuevos liderazgos y la necesidad de proteger territorios donde ciertos nombres ya cuentan con redes y reconocimiento.
ROSTROS MEDIÁTICOS, EXCONVENCIONALES Y LA BATALLA POR EL ARRASTRE
Con el objetivo de conectar con electores poco politizados, varios pactos incorporan perfiles del mundo del deporte, la televisión y la cultura pop. También competirá un número relevante de exconvencionales, como Jaime Bassa, que buscan proyectar la agenda constitucional al debate legislativo. Bajo el sistema D’Hondt, estas figuras no solo movilizan votos propios: pueden definir arrastres que alteren por completo el reparto de escaños.
PACTOS FRAGMENTADOS Y ALIANZAS EN REDEFINICIÓN
El reordenamiento del sistema de partidos es visible en el mosaico de pactos:
- Cambio por Chile, eje del mundo conservador y republicano.
- Chile Grande y Unido, bloque que agrupa a Chile Vamos y Demócratas.
- Unidad por Chile, coalición oficialista ampliada con la DC y partidos tradicionales del centroizquierda.
- Pactos verdes, regionalistas y humanistas que apuestan por nichos territoriales.
La competencia interna dentro del progresismo —que se expresa en candidaturas como la de Jorge Sharp— anticipa dispersión de votos y posibles ventajas tácticas para las listas opositoras en regiones clave.
Proyecciones: un Senado más opositor y una Cámara en equilibrio inestable
Un estudio de Imaginacción anticipa que la oposición podría obtener 15 de los 23 escaños senatoriales, reforzando su dominio actual. En la Cámara, en cambio, se proyecta un escenario más estrecho, donde pequeños movimientos de votos —especialmente del electorado obligado a votar— podrían definir mayorías sujetas a negociación permanente.







