En una noche cargada de simbolismo y elegancia, Kate Middleton volvió a convertirse en tendencia luego de que la princesa de Gales eligiera la histórica Oriental Circlet para el banquete de Estado en Windsor.
El inicio de la visita de Estado del presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, al Reino Unido no solo reunió a las principales figuras de ambas naciones, sino que también dio paso a una de las postales más comentadas del año: la princesa de Gales luciendo una de las joyas más emblemáticas de la realeza británica. Kate Middleton sorprendió al dejar de lado la Lover’s Knot, la icónica tiara asociada a Lady Di, para optar por una pieza aún más antigua y cargada de historia: la Oriental Circlet, conocida como la tiara de rubíes indios.
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La elección no pasó inadvertida. Con un vestido celeste de Jenny Packham, de escote asimétrico y capa integrada, Kate apareció deslumbrante en el castillo de Windsor. Completó su look con joyas reales, la estrella y banda de la Real Orden Victoriana, junto a accesorios de diamantes y aplicaciones metálicas. Sin embargo, fue su tiara la que acaparó todas las miradas durante el banquete en honor al mandatario alemán y su esposa, Elke Büdenbender.
¿CUÁL ES EL VALOR DE ESTA JOYA?
La Oriental Circlet posee una tradición que se remonta a la década de 1850, cuando fue diseñada por el príncipe Alberto para la reina Victoria. Fabricada por Garrard & Co., la pieza original estaba compuesta de oro, ópalos y más de 2.600 diamantes. Según registros históricos, la reina Alejandra —nuera de Alberto— reemplazó los ópalos por rubíes, convencida de que los primeros traían mala suerte. Para ello, se utilizaron piedras provenientes de un collar que el gobernante de Nepal había obsequiado a Victoria en 1873.
La tiara también posee un valor sentimental para la familia real moderna. Era una de las favoritas de la Reina Madre, quien la utilizó en numerosas ocasiones. Isabel II, en cambio, la usó solo una vez en 2006, lo que convierte la elección de Kate en un guiño directo a la tradición y a la herencia femenina de la corona.
Otro detalle que llamó la atención fue el estilismo elegido. A diferencia de otros eventos formales, Kate llevó el cabello suelto, utilizando pequeños mechones para sujetar discretamente la tiara. Un gesto que, según medios británicos como el Daily Mail, revela la intención de la princesa de modernizar el protocolo sin perder el peso simbólico de las piezas históricas.
La presencia de la familia real en este banquete marcó uno de los momentos más relevantes de la visita oficial alemana, pero también confirmó el creciente rol de Kate en los actos diplomáticos del Reino Unido. Y, una vez más, una elección estética —en este caso, su Kate— reforzó la narrativa de una princesa que combina modernidad con tradición en cada aparición pública.








