Seguridad y cárceles: pocas cosas concretas
El segundo bloque del debate —seguridad, crimen organizado y hacinamiento carcelario— dejó expuesta una dinámica repetida:
preguntas directas, respuestas elusivas.
Y, al frente, una candidata que sí se hacía cargo de lo que se le preguntaba.
La pregunta inicial era simple y específica:
¿Qué medida concreta implementaría cada candidato en los primeros 100 días para enfrentar el hacinamiento del 50 % en las cárceles?
Jeannette Jara respondió con un plan claro:
100 operativos en 100 barrios críticos,
captura de prófugos,
intervención en puntos de droga,
recuperación de inmuebles para la comunidad.
Además, detalló cinco nuevas cárceles, segregación para población de alta peligrosidad y bloqueo efectivo de señales.
A Kast le pidieron lo mismo.
Respondió con otra cosa.
Apuntó a una cárcel recién inaugurada, criticó al gobierno y habló de fallas técnicas.
Pero no entregó la medida concreta solicitada por los periodistas:
¿Qué hará él en 100 días para resolver el hacinamiento?
La pregunta quedó pendiente.
Otra vez.
Indultos y conmutación: cuando la evasión ya no fue un matiz, sino una constante
La tensión creció cuando se le consultó a Kast sobre el indulto conmutativo para reos mayores de 75 años y enfermos terminales.
La pregunta era nítida:
¿indultaría o no indultaría?
Jara respondió sin rodeos:
“No indultaré en ninguna circunstancia”.
Y aprovechó para emplazar al republicano por las declaraciones de su propio diputado José Carlos Meza, quien había defendido conmutaciones incluso para abusadores de niños.
A Kast le pidieron aclarar su posición.
Volvió a rodear el tema.
Dijo que el programa no contempla liberar pedófilos, acusó al oficialismo de los indultos del estallido, habló de terrorismo y luego derivó a derechos humanos.
Pero nunca respondió la pregunta que estaba sobre la mesa:
¿indultaría o no a reos muy ancianos y terminales?
¿Sí o no?
No lo dijo.
En contraste, Jara tomó posición explícita.
Dijo que esos indultos envían una señal equivocada en seguridad, especialmente en un país que exige mayor firmeza contra delitos graves.
Migración y expulsiones: la propuesta impracticable que Kast no logra explicar
La siguiente parte del bloque fue aún más evidente.
Los periodistas y Jara le pidieron a Kast que aclarara su plan para 330 mil migrantes irregulares.
La razón es simple:
el candidato ha cambiado tres veces de concepto —expulsar, “invitar a salir”, negar beneficios— sin explicar cómo se implementaría nada de eso.
Apenas se le pidió definir:
¿Qué hará usted exactamente con esas 330 mil personas?
Volvió el giro.
Dijo que les dará 92 días para abandonar el país y que, si no se van, les negará servicios del Estado.
Luego volvió a hablar de “invitar a salir”.
Y nuevamente evitó el punto clave:
¿Cómo expulsará Chile a miles de personas si los países vecinos no las aceptan?
Los periodistas insistieron, usando el caso real de Perú.
Kast respondió desviando hacia el Gobierno, hacia Boric, hacia corredores humanitarios que no dependen de Chile.
No explicó la viabilidad.
No explicó la logística.
No explicó el costo.
Jara, por el contrario, aterrizó el número:
para expulsar a 330 mil personas se necesitarían nueve años con un avión diario de 100 pasajeros.
La cifra desnuda lo impracticable del plan.
Ni siquiera respondió ante un caso crítico: los hijos chilenos de migrantes irregulares
La última pregunta del bloque era extremadamente concreta:
¿Qué pasa con las miles de niñas y niños chilenos —nacidos en Chile— cuyos padres son migrantes irregulares?
Jara fue clara:
explicó que la Corte Suprema ya ha frenado expulsiones por vínculo familiar y que cualquier política debe ajustarse a ese marco legal.
Kast, en cambio, improvisó una respuesta contradictoria:
dijo que no separaría familias, pero que, si los padres se van sin sus hijos, “el Estado tendrá que hacerse cargo”.
Es decir:
no aclaró qué haría él, sino qué harían otros.
Conclusión editorial: en el bloque más duro, Kast nunca respondió lo esencial
El bloque 2 dejó el contraste más nítido del debate:
mientras Jara definió, Kast esquivó.
Preguntas sobre cárceles, indultos, expulsiones, rutas diplomáticas, viabilidad operativa o vínculos familiares:
en todas ellas, Jara ofreció una respuesta directa.
Kast respondió con desvíos, ataques o generalidades.
Por eso este bloque dejó instalada una idea que atraviesa toda la noche:
cuando se trata de seguridad y migración, Kast promete firmeza, pero evita siempre explicar cómo.




