Opinión

Las grandes mayorías silenciosas

Marcos Borcoski, periodista

La verdad es que el domingo 14 de diciembre de 2025 ha sido, es y será inolvidable. Para algunos fue un fracaso, para otros “es lo que se veía venir” y para los triunfadores, un domingo espectacular.

Las grandes mayorías silenciosas

Transcurrido el efecto sorpresa para algunos y de viva la fiesta para otros, es bueno sentarse tranquilamente, ojalá en un banco de parque donde nadie interrumpa y poner el foco en un tema que se ha multiplicado en explicaciones, análisis, estudios, observaciones, compitiendo acerca de cuál es el más profundo. En los foros es tema recurrente y si uno va a un café o a un restaurante de comida rápida el tema sigue estando. Pareciera que forma parte del menú. Los sociólogos—a quienes estimo y les tengo respeto—están en su salsa sacando conclusiones.

LO QUE SE VEÍA VENIR

La verdad es que el domingo 14 de diciembre de 2025 ha sido, es y será inolvidable. Para algunos fue un fracaso, para otros “es lo que se veía venir” y para los triunfadores, un domingo espectacular.

Sin embargo, para mí el tema es mucho más que claro y que quizás sí en esta oportunidad se puede aplicar sin temor a equivocaciones aquello de que “los árboles no dejan ver el bosque” porque la explicación, la respuesta a tanto análisis y estudios, está allí y quizás porque es tan visible no la consideran y este factor pasa colado.

La respuesta está en lo que con mucha propiedad se les denomina como las grandes mayorías silenciosas. Las componen trabajadores en general, obreros de la construcción, mineros del norte y estancieros en la zona austral, oficinistas, profesionales de diversos rubros, dueñas de casa y del propietario del almacén de la esquina, por nombrar algunos.

TIENEN EL HELADO POR EL PALITO

Estos chilenos forman parte de las grandes mayorías silenciosas. Son quienes no marchan por las  calles, que no portan carteles con demandas, que no gritan hasta quedar enronquecidos, que no suben a una tarima para despotricar hacia todos lados. Pero el hecho de que sean silenciosas no significa en modo alguno que se trata de apáticos ni ajenos al acontecer nacional. Tienen un listado en su mente de lo que está bien y lo que está mal. No tienen intermedios porque lo viven a diario en la calle, en sus oficinas, en sus trabajos y en sus hogares. No tienen cupos en el Congreso Nacional ni son invitados a foros de gran nivel, pero saben con certeza los temas del día a día, califican y ponen nota. Son severos.

Ponen nota y son severos porque saben que al final del día serán ellos los que decidirán. Lo hacen cuando ingresan a la cámara secreta y ponen una rayita en un voto. En palabras de la caricatura Mafalda “tienen el helado por el palito”. Esas son las grandes, inmensas mayorías silenciosas.

LOS TEMAS QUE PESARON EL DOMINGO 14 DE DICIEMBRE

Cuando el domingo 14 de diciembre acudieron a las urnas, ¿qué tuvieron en cuenta? Seguridad, que no los asalten en la calle o en sus hogares y que puedan salir a la calle o a sus plazas después de las 9 de la noche sin temor alguno; salud, que no deban levantarse a las 4 de la madrugada para alcanzar un número en un hospital; que puedan integrarse al mundo laboral; que sus hijos o sus nietos tengan una buena educación y los colegios actúen en consecuencia; que el respeto regrese a nuestras vidas, que a la autoridad se le respete y no se le ataque; que las policías puedan actuar en contra de delincuentes y que los tribunales hagan su trabajo y d descarten de una vez y por todas la puerta giratoria.

La ciudadanía en general no quiere que se produzca la versión 2026 del octubrismo que arrasó en Santiago y en regiones. Estas son las grandes mayorías silenciosas.
Atacar a un gobierno antes que inicie su gestión es como si me sacaran un parte por exceso de velocidad antes de haber tomado el volante de mi auto.

DEFENDER LA DEMOCRACIA EN TODO ESCENARIO

Por sobre todo, somos un país democrático en todas las instancias y no defendemos la democracia solo cuando nos conviene. En este aspecto somos un ejemplo para el mundo entero. A menos de dos horas de cerradas las mesas de votación, ya teníamos resultados y ganador. La candidata oficialista, Janet Jara, en un gesto que la enaltece, tomó el teléfono y llamó a Kast para felicitarlo. El Presidente en ejercicio llamó al Presidente electo, le felicitó y le invitó a conversar al día siguiente. Esto tiene un nombre: se llama DEMOCRACIA. Y esta democracia fue la que ejercieron los chilenos en general y las grandes mayorías silenciosas en particular. Este sistema de vida es el que hemos tenido siempre—excepto algunos paréntesis no gratos. Viví en esos paréntesis profesional y humanamente y por eso quiero mi democracia.

El resultado del domingo 14 de diciembre en que una postura ganó en todas las regiones del país no es nuevo. Ya se produjo cuando todo Chile votó rechazo en la propuesta del plebiscito constitucional. Y he aquí que también tengo una teoría que he comprobado desde entonces y hasta ahora.

EL CHILENO AMANTE Y RESPPETUOSO DE SU PAÍS

Lo que sepultó del proyecto constitucional fueron situaciones que quizás hoy olvidamos. Una fue el video que circuló por RRSS en que una mujer limpiaba el piso de su cocina con una bandera, y la otra, mucho más brutal y que golpeó fuerte a la ciudadanía, fue cuando en un “acto cultural” en Valparaíso un grupo de individuos se sacó la bandera chilena del trasero. Eso fue lo que hundió el plebiscito que nunca más volvió a ver la luz del día.

Allí se puso de relieve la desvinculación, el divorcio que existe entre algunos sectores del país con la ciudadanía.

El chileno es un personaje simple, trabajador, esforzado, empeñoso y emprendedor, pero, por sobre todo, es patriota. Ama a Chile por sobre todas las cosas. Es un patriota. Este es un elemento que a menudo no es considerado. Una vez más, las grandes mayorías silenciosas.

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