Entrevistas y Reportajes

La estrecha relación entre suicidio y sufrimiento

Lucero Chávez

personas que se suicidan
Los vínculos, las conexiones emocionales y el acompañamiento son acciones que pueden ayudar a la prevención del suicidio.

Las personas que cometen suicidio han experimentado mucho sufrimiento.

“¿Por qué cada día es más difícil?”, se lee en Reedit, un portal web de tendencias sociales y generador de noticias. Ahí hay una comunidad para todos los hobbies, intereses e ideas, incluyendo las que involucran quitarse la vida. 

En este foro, el usuario Eri.ahr. cuenta sobre su depresión: “Mis papás no me quieren ver. Abusaron de mí. Mi madre drogadicta, la muerte de mi abuela, el suicidio de mi amigo. Todo eso recorre mi mente todos los días. Hoy decidí abrir Reddit para sacar todo esto. ¿Les gustaría escuchar mi historia o no vale la pena escuchar a una adolescente que no conoces?”.

 

[LEE: Ser adulto mayor en Chile sin morir en el intento]

No hay ninguna respuesta. 

Hace un mes, en un foro aparece el mensaje ‘nota de suicidio. «Si estás leyendo esto, soy José Alejandro Flores, de 21 años (un día antes de cumplir 22) haciendo el 2do intento de suicidio…”, dice.

Las reacciones al mensaje son varias. “Solo buscas atención”, le increpa el usuario LonelinessBeingSole. Otro internauta, que ha decidido eliminar su usuario, contesta preocupado. Dice que ha escuchado que “ese es uno de los síntomas de las mentes suicidas”.

El suicidio: un tema complejo de abordar

En Chile, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cinco personas mueren al día por suicidio. Es un tema complejo de abordar. Se cree que al hablar sobre el tema se incentiva a la otra persona a llevarlo a cabo. La conducta empieza con una idea, continúa con un plan y culmina con el intento, que puede llevar a la muerte. 

“El suicidio tiene que ver con el dolor psíquico, que puede incluso estar en una vida muy corta, en un chiquillo de 15 años o menos”, dice Paulina del Río, directora de la Fundación José Ignacio en conversación con Esta Pasando. “La inmensa mayoría de personas, no quiere morir. Lo que quieren es aliviar su sufrimiento. La persona que se suicida no es valiente, no es cobarde, no es egoísta. Es una persona que sufre”.

El aislamiento, los cambios en la conducta y el ánimo son señales de que existe un problema. “La persona habla de estar muerto o dice de forma derecha ‘me quiero matar’”, dice Del Río. “Los mensajes en redes sociales también son otras señales de alerta. Colocan testamentos, despedidas o regalan sus posesiones más preciadas. Esos también son avisos”, explica. 

Ella misma tuvo que atravesar el tremendo dolor de perder a su hijo en 2005. José Ignacio falleció a la edad de 20 años. Paulina hoy lidera la Fundación José Ignacio en su honor. Ha encontrado que hablar del dolor del otro es una forma de curarse. 

“En la Fundación José Ignacio nos dedicamos a capacitar  a quienes trabajan con niños y jóvenes. En universidades y colegios. Conversamos con docentes, psicólogos, orientadores, administrativos para que ellos aprendan a detectar estas situaciones y convenzan de buscar ayuda”, dice la directora de la Fundación José Ignacio.

El acompañamiento es otra arista a la que se dedican. “Hacemos grupos de ayuda mutua para personas que han perdido a un ser querido. Son online y gratuitos. Sabemos que la culpa es el primer sentimiento que surge cuando ocurre una situación así”, explica.

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Paulina del Río, presidenta de Fundación José Ignacio. (Foto: La Tercera)

Una conducta que se puede prevenir

En 2022 los intentos de suicidio atendidos en la salud pública tuvieron un incremento del 55%, informó el Gobierno de Santiago. Cifra que se puede traducir en que para cada una de las cinco personas que mueren por suicidio al día, aproximadamente 20 lo intentaron. 

Entre los factores de riesgo están desórdenes mentales, ansiedad, soledad, consumo de alcohol y otras sustancias, historial de traumas o abusos. Según el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos, las personas que piensan en quitarse la vida pueden desarrollar estrés postraumático si han estado expuestas a otros casos de suicidio, ya sea por Internet o en la vida real.

“La sensación de ser una decepción o un estorbo se reconoce también como un factor de riesgo. Hay muchos jóvenes que sienten eso cuando no les va bien en la universidad. Lo mismo pasa en el caso de adultos mayores”, dice Del Río.

Este año, el Gobierno de Santiago puso en marcha el programa Quédate. Se trata de un proyecto pensado para ejecutar acciones de prevención del suicidio en las 52 comunas de la región Metropolitana. Colaboran en esta iniciativa las fundaciones ProCultura, Katy Summer, Míranos, Círculo Polar, Para la Confianza, Todo Mejora y José Ignacio.

 

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El gobierno de Santiago puso en marcha el programa Quédate para prevenir el suicidio. (Foto: www.gobiernosantiago.cl/)

 

“Lo que más nos preguntan los profesionales que trabajan estos temas es cómo poder ayudar. También hacemos trabajo de contención porque a menudo se sienten afectados por los suicidios o intentos de suicidios en sus establecimientos educacionales”, detalla la directora de la Fundación José Ignacio.

El programa Quédate tiene habilitado un chat al que se puede contactar si se necesita ayuda o hablar con alguien. También es posible que a la persona la a un centro de salud especial para recibir ayuda profesional. La conversación es con un especialista que guarda su anonimato. Su misión es acompañar, guiar y escuchar.

 

 

“A través de la fundación Míranos, que es la coordinadora de este proyecto, trabajamos supervisando, enseñando, acompañando, atendiendo los casos más difíciles que se presenten. En la primera semana de octubre, vamos a empezar estas capacitaciones”, explica Paulina del Río. 

Señales de alivio

El 10 de octubre se conmemora el Día de la Salud Mental. Una fecha clave para seguir conversando sobre suicidio. Del Rio enfatiza que hay que abordar el tema sin vergüenza, sin culpa, sin esconderse. 

“La gente en los talleres me dice que es la primera vez que oyen hablar sobre el suicidio de esta manera. Sin decirlo calladito. Tenemos que conversar el tema, pero no desde una forma sensacionalista, sino más bien responsable. Es necesario educar desde la cuna, enseñar a los niños y niñas a lidiar con su frustración, a que aprendan a colaborar entre ellos”, añade.

Las redes sociales e Internet son un espacio para desahogar. Furias, malestares, rencores, pero también para contar cosas que sentimos que nos cuesta expresar en público. Como cuando sobrevivimos. 

«Esto va a sonar bien estúpido”, dice el usuario mafia_muldoggo en el foro: «Gente que estuvo al borde del suicidio, ¿qué hizo que cambiaran de opinión?»

“No lo hice por mi perro. No quería dejarla al cuidado de mi familia, que digamos, no se llevan muy bien (es demasiado juguetona). Además, el hecho de que ella no sabría por qué me fui, o si pensaría que la abandoné, ese pensamiento me aterra», fue su respuesta.

“Me pasó algo similar”, responde en la misma línea freaklfh. Cuando andaba en la real pasta y quería puro terminar con mi vida, llegué a mi casa y mi perrita me saludó super efusiva”.

“Lo más importante aquí son los vínculos de confianza, donde podamos mostrarnos vulnerables y sepamos que vamos a ser protegidos. Buscamos alguien en quien refugiarnos cuando sentimos pena, rabia, vergüenza, miedo. Y la mascota es un vínculo muy potente. De ahí viene que la gente habla mucho ‘no lo hice por mi perrito’ pero igual hay que buscar ayuda”, 

“Todos queremos ser escuchados, visibilizados, que nos cuiden, que nos hablen con empatía, que respeten nuestro dolor”, puntualiza Paulina del Río.

La ayuda que necesitas

Recuerda que si sientes que tienes depresión o necesitas hablar con alguien, puedes contactar a la línea telefónica *4141. Es completamente gratuita y se puede llamar desde celulares de lunes a domingo, las 24 horas del día. También puedes acceder a la Línea Quédate y conversar con un especialista.

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