Ser coherentes con las promesas recién hechas, nos recuerda el Sociólogo y Magister en Cs. Políticas, Víctor maldonado R.
Una ventana de oportunidad existe para el gobierno, breve, limitada, pero real y no se pude desaprovechar.
Eso implica tener la valentía de enfrentar las carencias principales que se muestran y que pueden ser obviadas por incómodas.
En un régimen presidencial todos los problemas son subsanables, excepto los que la Presidencia se pueda causar a sí misma.
Evitar su ocurrencia en nuevos brotes es en lo que hay que concentrarse
El diagnóstico ha de ser lo más realista posible. Hasta ahora la actuación de Gabriel Boric había sido comparada con su desempeño como diputado, lo que es legítimo, pero que resulta fácil de responder.
No se puede negar el derecho de una persona a cambiar en base a la experiencia ejercida en el cargo.
La situación cambia cuando lo que se compara son dos momentos distintos dentro del ejercicio de la Presidencia, como ocurre en el caso de los indultos.
Es un ejemplo representativo del problema mayor
La actuación de Luis Castillo, actualmente en prisión preventiva acusado de secuestro extorsivo y robo con violencia, hace que el mandatario se encuentre con la consecuencia de una mala decisión asumida en su gestión, un año después de haberla tomado.
El choque entre las necesidades ciudadanas del momento y una decisión presidencial injustificada e injustificable llegó en el peor momento posible y bien le pudo costar una derrota al oficialismo en el plebiscito.
No ocurrió porque la oposición se equivocó más, pero ellos también intentarán no reincidir
En política muchos errores pueden ser enmendados, pero en un régimen presidencial, cuando un mandatario se pone en contra del sentido común ciudadano, el remedio queda fuera del alcance de sus colaboradores.
Sabemos por qué Boric amnistió, pero hasta quienes coincidan con su evaluación de entonces podrán concordar en que si repite sus explicaciones de ayer, no solo no será entendido, sino que provocará rechazo.
Es cosa de que empieza a hablar y empezará a perder
En un espacio de tiempo que puede ser considerado muy breve hemos cambiado en forma drástica de contexto.
Ya nos hemos adentrado mucho en un escenario pos-estallido, en el que lo que importa son las angustias del presente, no las reivindicaciones que estuvieron en el centro de atención en el pasado.
Boric tomó una decisión en base a sus compromisos ya asumidos.
Pensando en que los costos asociados podían ser revertidos en el tiempo y ahora es tiempo lo que no se tiene.
La ruta de el error
Conocemos la “ruta del error” y, por lo mismo, sabemos cómo salir del atolladero.
En el caso mencionado, Boric se dejó llevar por sus impulsos, desechó todas las advertencias recibidas, la información con la que contó fue defectuosa.
También dejó de calcular las consecuencias que tendría el paso que daba.
Así que la solución es actuar a la inversa
Entender que se trata de decisiones de equipo político y no personales, saltar solo después de saber si se llega a la otra orilla.
Advertir las luces rojas antes que ponerse rojo dando explicaciones y chequear tres veces las consecuencias antes de decidir.
No se trata de abandonar la consecuencia política, se trata de ser fiel a las promesas que acaba de hacer al país, pensando en un mañana cuyo límite queda muy cerca.
