En las diversas tradiciones que han llegado hasta nuestros días y que son parte de las actuales celebraciones de la Navidad pocas figuras han alcanzado tanta importancia como San Nicolás.
En Alemania, era conocido como «San Nikolaus». Esta denominación, junto con las tradiciones holandesas, evolucionó en lo que hoy conocemos como Santa Claus: el alegre hombre de traje rojo y barba blanca, que recorre el mundo entregando juguetes a los niños en Navidad.
¿Quién era San Nicolás?
San Nicolás nació en el siglo IV en Licia en Asia menor, lo que es hoy es Turquía. Su nombre significa «protector y defensor de los pueblos».
Comenzó su camino hacia la santidad tras una tragedia personal. Perdió a sus padres debido a una epidemia.
Heredó una gran fortuna, que en lugar de usar para sí mismo, distribuyó entre los necesitados.
Su generosidad y devoción lo llevaron a un monasterio y, posteriormente, a peregrinaciones por Egipto y Palestina.
Desde «Nicolás de Myra» en oriente hasta «Nicolás de Bari» en occidente, su legado es una historia de compasión y amor al prójimo.
Más de dos mil iglesias en el mundo están dedicadas a él.
De San Nicolás a Santa Claus
La transformación de San Nicolás en la figura de Santa Claus se cree que ocurrió aproximadamente en 1624.
Esto coincidió con la fundación de Nueva Ámsterdam (posteriormente renombrada como Nueva York) por parte de colonos holandeses.
Estos inmigrantes no solo trajeron consigo sus tradiciones y creencias, sino también la celebración de Sinterklaas en honor a su santo patrono San Nicolás.
Esta festividad, que se conmemora en Holanda entre el 5 y el 6 de diciembre, fue un precursor clave en el desarrollo del moderno Santa Claus.
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Regalos en Navidad
En diversas culturas, la figura de San Nicolás ha evolucionado para adaptarse a las tradiciones locales de la Navidad.
Conocido como Papá Navidad, Father Christmas, Père Noël o Babbo Natale en diferentes idiomas, este personaje simboliza la generosidad festiva.
En España y otros países hispanohablantes, se le conoce comúnmente como Noel, adaptando la palabra francesa Noël.
Sin embargo, la costumbre de dar regalos a los niños durante la Navidad encuentra sus raíces en antiguas tradiciones.
Por ejemplo, en la Roma antigua, las festividades en honor a Saturno culminaban con la entrega de obsequios a los más jóvenes.
En Italia, una tradición paralela presentaba a la Befana, un hada que obsequiaba regalos a los niños.
En Cataluña y Aragón, la tradición del Tió de Nadal, también conocido como Cagatió en versiones populares, consiste en un tronco mágico que expulsa regalos y dulces al ser golpeado, una práctica acompañada de cantos y rituales específicos.
Mientras tanto, en el País Vasco y Navarra, tradiciones como la de Olentzero, un carbonero que reparte regalos, y en Galicia, la leyenda del Apalpador, un personaje que palpaba las barrigas de los niños, distribuyendo castañas o carbón según su estado físico.
Todas estas historias muestran la diversidad de leyendas en torno a la entrega de regalos en época de solsticio.