Unión Europea endurece leyes de inmigración. Igual que en otras partes del mundo la creciente migración de personas está afectando a los países de Europa que deben lidiar con personas que buscan asentarse en el viejo continente.
En seis meses el Parlamento Europeo deberá celebrar elecciones y el tema de la migración se tomará sin duda el debáte público.
Por ello, no sorprende que en naciones como Alemania, Francia e Italia se estén endureciendo las regulaciones nacionales con el objetivo explícito de reducir el flujo de llegadas y facilitar las deportaciones.
El Gobierno alemán aprobó diversas leyes para abordar la situación migratoria. Por ejemplo, una ley facilita la integración laboral legal de quienes viven al menos cinco años en el país. Otra tiene como objetivo agilizar la devolución de aquellos rechazados a sus países de origen o terceros países seguros. También se modernizó el derecho a la nacionalización, permitiendo la doble nacionalidad y reduciendo el período requerido para obtenerla de 8 a 5 años.
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La Asamblea Nacional francesa aprobó una nueva ley de inmigración, con los votos de la «Agrupación Nacional», el partido de derecha populista de Marine Le Pen. Esta ley contempla la posibilidad de expulsar con mayor rapidez a los inmigrantes ilegales, dificulta su acceso a las prestaciones sociales y restringe la reunificación familiar. Además, los estudiantes extranjeros deberán depositar una garantía antes de llegar a Francia.
Asi mismo en Italia la coalición de la primera ministra Giorgia Meloni, de derecha populista, prometió reducir la cantidad de inmigrantes. Meloni intentó materializar esta promesa negociando un acuerdo con la UE y Túnez para la repatriación de inmigrantes.
También acordó con Albania la instalación de dos centros de acogida en ese país. Sin embargo, la Corte Suprema albanesa está evaluando la viabilidad de este acuerdo. Además, el gobierno italiano intenta obstaculizar las operaciones de rescate en el mar de organizaciones privadas de España y Alemania.
Grecia, Hungría y Austria
En Grecia, el rechazo de inmigrantes en la frontera y la devolución de botes a aguas turcas son más comunes que excepcionales. El acceso a los procedimientos de asilo se ha vuelto complicado, ya que los migrantes no reciben ayudas sociales durante el tiempo de espera. Para ciertos trámites, se requieren pagos de 100 euros. Desalentados por la situación, muchos migrantes abandonan Grecia a través de la Ruta de los Balcanes.
En Hungría, desde 2016, hay un estado de excepción en las fronteras, lo que hace casi imposible la entrada de solicitantes de asilo. Los trámites deben realizarse en las embajadas húngaras de Belgrado o Kiev. ECRE estima que alrededor de 150,000 personas han sido devueltas desde la valla fronteriza húngara a Serbia. A pesar de que tanto el Tribunal Europeo de Luxemburgo como la Corte Europea de Derechos Humanos de Estrasburgo declararon ilegal la práctica húngara, Budapest hace caso omiso de estos fallos.
En Austria, el Ministerio del Interior determinó que los solicitantes de asilo deben trabajar mientras se lleva a cabo la revisión de sus casos. Si se niegan a realizar labores en beneficio de la comunidad, se les retirarían las prestaciones de alojamiento y alimentación.
El endurecimiento de las leyes de inmigración es una tendencia que se observa en varios países de la UE. Esta tendencia está impulsada por la preocupación pública por el aumento del número de inmigrantes, que se ha visto agravado por la guerra en Ucrania. Sin embargo, estas medidas han sido criticadas por las organizaciones de derechos humanos, que consideran que violan los derechos de los migrantes.
Fuente: DW, agencias
Hasta el momento más de 152 mil #migrantes llegaron a Italia por el Mediterráneo central, por encima de los 119.369 que arribaron en 2017, el récord de los últimos años.
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