El Pacto de Adriana de Lisette Orozco
Conocí este documental a propósito de la invitación que nos hicieron las colegas de la Facultad de Artes Liberales a nuestro equipo de Parentalidades, Cuidados e Infancias de la Escuela de Psicología a colaborar de estas jornadas de visionario y conversatorio a propósito del mes de la mujer.
Poder verlo en calma significó echar mano, como tantas otras veces, a la coparentalidad, porque dada la temática de este, no quería que mis niñxs estuvieran en la casa mientras lo veía.
El domingo en la mañana fue el momento propicio, para que mi marido saliera con mis niñxs al parque y yo pudiera sumergirme en el relato que nos hace Lisette Orozco.
Hoy me gustaría compartir tres temas que he alcanzado a pensar durante estos días, ideas que el documental vuelve a traer a escena, pero que han sido parte de una elaboración personal y colectiva a propósito de la historia reciente de nuestro país.
El primer tema que quiero abordar son las emociones que evocó el documental en mí, y las repercusiones de lo traumático.
El segundo tema tiene que ver con el rol de los vínculos tempranos, y el rol social en el desarrollo moral, y el tercer tema tiene que ver con lo femenino como objeto de manipulación.
Sin duda que son titulares en lo que podríamos seguir profundizando mucho más, pero hoy alcanzaré a compartir sólo algunas preguntas y reflexiones preliminares con las que me he quedado.
Las emociones y la repercusión de lo traumático
Mientras miraba el documental mi cuerpo se hizo presente. Se me apretó la garganta, la guata y hasta los puños.
El corazón se me aceleró y la temperatura se me desreguló, sintiendo escalofríos en una de las últimas mañanas de un verano santiaguino muy caluroso. ¿Por qué partir por el cuerpo?
Lisette Orozco logra transmitirnos de manera magistral la experiencia de lo traumático, y su impacto en el cuerpo.
La clínica y la investigación de lo traumático han mostrado que el mayor impacto a nivel psíquico y físico que tienen estas experiencias en la vida de las personas es la disociación.
Esta surge como el principal mecanismo de defensa, y da cuenta de una desconexión de la experiencia traumática, implicando una sensación de separación, distorsión o pérdida de la integración normal de la conciencia y la identidad.
¿Esto pasó realmente? ¿Esto lo viví? No me acuerdo qué pasó
El trabajo con el cuerpo permite comenzar el trabajo con lo traumático, integrando la desconexión entre mente y cuerpo y así reducir la disociación. No me voy a detener en la terapéutica.
La producción del documental de Lisette comenzó cuando su tía Adriana, acusada de secuestro, tortura y asesinato fue tomada presa el año 2010 en el aeropuerto de Chile, cuando venía de visita después de llevar 40 años viviendo en Australia.
La familia sintió mucha impotencia y vergüenza en ese momento. Lisette, cuya madre biológica “la tuvo y se fue” y creció como la hija de nadie y a la vez de todas, era especialmente cercana a su tía Chany.
Ella ponía las manos al fuego por su tía, y el propósito inicial de este documental era contar la versión de su aliada.
«La valiente de la familia»
“La tía Chany. La valiente de mi familia (…) La que me enseñó a ser yo misma. La que tenía una risa fuerte, la que era bella y poderosa.
”Durante el rodaje del documental que tomó alrededor de 7 años, Lisette escuchó y trató de entender a su tía, contrastando su versión con muchas pruebas que la inculpaban.
“Me sumergí en el pasado de mi tía y se me puso enfrente la oscura historia de mi país, ese que mi familia nunca me contó”.
Después de un accidente que tuvo Lisette en el que se quebró ocho costillas y se golpeó en la cabeza, al recuperar el conocimiento se enteró que su tía se había fugado del país.
Al retomar el contacto con ella, el discurso de su tía seguía inquebrantable, a propósito de los pactos de silencio que hasta el día de hoy existen en nuestro país.
«No hice nada malo»
“Yo no soy de dobleces. No me quedo callada. Fue un trabajo más. No hice nada malo. Pertenecía a una institución. Supe ahora. Trabajé cuatro años no más. Yo nunca estuve ahí”.
Lisette no sólo fue recopilando información oficial que se fue revelando a través del sistema de justicia chileno, sino que también intentó contactarse con distintas personas que trabajaron con su tía en la DINA.
Prácticamente todas rechazaron juntarse a conversar. Un periodista experto en la historia de la DINA se refirió a los pactos de silencio.
Sin vuelta
“Todos los que participaron de esta institución participaron de los secuestros y las torturas. Es tan horrible que es inconfesable.
La invalida como ser humano. No tiene vuelta”.
Lisette siguió juntando piezas del puzle, intentando comprender el pasado oscuro y el presente confuso de su tía.
Escenas de horror
Es después de una conversación con un ex agente de la DINA que le describió las escenas de horror en que su tía participó, cuando Lisette empezó a tomar distancia de su tía. – Me imagino el cuerpo de Lisette hablando durante esos días. –
Cuando después de quince días retomó contacto con su tía esta la recriminó y por primera vez perdió los estribos con su sobrina. Lisette se quedó sin palabras.
Un tiempo después fue capaz de ponerle palabras a su sentir. “Sentí como me comió. Manipula. Ha pasado un año y yo ya no soy la misma.
Nuestros lazos se fracturaron. El vínculo no se puede destruir, se va transformando y hoy vivo su duelo. El puzle quedó incompleto pero mis posibilidades se agotaron”.
Los vínculos tempranos y el rol social en el desarrollo moral
Durante el documental no me quedó claro qué ocurrió con los progenitores de Lisette. “Mi mamá me tuvo y se fue.
Tuve varias mamás, era la hija de nadie y a la vez de todas.” ¿Quién estuvo ahí cuando Lisette lo necesitó? ¿Todas o ninguna?
O tal vez para algunas cosas una, y para otras, otra
Pero lo que ninguna pudo hacer fue contarle a Lisette la verdad. La verdad acerca de sus orígenes, la verdad acerca de su tía Chany, la verdad de nuestro pasado.
¿Qué permitió que Lisette avanzara en su investigación y finalmente pudiese diferenciarse y tomar distancia de su tía Chany?
En el desarrollo moral influyen diversos factores, 1) factores biológicos en el desarrollo de la empatía, la sensibilidad a la injusticia y la capacidad de regular las emociones, 2) factores familiares y de crianza, 3) factores sociales, entre otros.
Según Kohlberg, no todas las personas alcanzan las etapas más avanzadas del desarrollo moral, en el cual las personas se orientarían por principios éticos universales.
Las personas podemos progresar o retroceder en nuestro desarrollo moral según las experiencias, aprendizajes y desafíos que enfrentemos a lo largo de nuestras vidas.
Además, factores como la personalidad, la inteligencia emocional, la capacidad de razonamiento moral y la influencia de modelos a seguir también pueden influir en cómo las personas desarrollamos nuestra comprensión y aplicación de la moralidad.
Me pregunto por el desarrollo moral de Lisette
¿Qué permitió que a pesar del inmenso cariño e idealización que tenía hacia la figura de su tía fuera capaz de reconocer su oscuridad y desmentir lo que hasta ese momento sus familiares le habían transmitido?
A mí me parece que su proceso estuvo muy marcado por los factores sociales e históricos de nuestro país, en particular el trabajo realizado por las comisiones de derechos humanos y en ese momento la conmemoración de los 40 años del golpe de estado, donde hubo actos oficiales y ceremonias conmemorativas para recordar a las víctimas del golpe de Estado y honrar su memoria, iniciativas legislativas relacionadas con los derechos humanos y la memoria histórica, actividades culturales y educativas en todo el país para sensibilizar a la población sobre los acontecimientos ocurridos durante el golpe de Estado y el período de la dictadura, espacios de reflexión y memoria y declaraciones públicas y disculpas por autoridades del Estado reconociendo la responsabilidad del Estado en las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura militar.
Lo femenino como objeto de manipulación
Esta es una idea que he desarrollado menos, pero no puedo dejar de pensar en las conversaciones entre Lisette y su tía, donde esta le decía que los años de la DINA habían sido los mejores años de su vida.
Esto inmediatamente me hace pensar en la probable psicopatía de Adriana, es decir, su falta de empatía, capacidad de manipulación y falta arrepentimiento, entre otras características.
Pero también me hace preguntarme qué lleva a que una mujer de 19 años se involucre en una institución de este tipo.
Ella dice que ser muy bonita, saber hablar inglés y comportarse con clase le permitió conocer la vida de los ricos y los poderosos.
Es así como ser poseedora de ellas le permitió volverse atractiva para una institución en la que pudo satisfacer sus impulsos arribistas (¿perversos?).
Estas son características que hasta el día de hoy se valoran en el mundo femenino.
¿La desigualdad en la distribución del poder nos puede llevar a ser tan manipulables?
Yo creo que no, creo que hay muchos otros factores que influyen en que una persona termine involucrándose en crímenes de lesa humanidad.
A propósito de la conmemoración del 8M mi invitación es a que sigamos pensando ¿Cuáles son las desigualdades que nos oprimen, cuáles son las vulnerabilidades de lo femenino y lo masculino, cuáles son las violencias que persisten?
Pero sin duda que creo que es necesario que pensemos en el poder y en las formas de acceder a este, de manera que no justifiquemos nuestros fines a través de cualquier medio.