En una primaria importa competir sobre lo mismo Por Víctor Maldonado R.
Esta es la primera vez que la proximidad de una elección primaria provoca la petición de “juego limpio” por parte de uno de los partidos convocantes, menos con tanta anticipación.
Es lo que está aconteciendo en la centroderecha.
Importa mucho que las primarias sean eventos que se realicen para el propósito que fueron convocadas y no para que se dé entre una candidata presidencial y otros personajes que buscan un objetivo alternativo.
La razón es que como no se está jugando a lo mismo, los ciudadanos perciben la diferencia con una competencia real y se desencantan con anticipación de un evento que se ha desnaturalizado desde el principio.
Otro motivo es que es fácil que una elección “hechiza” se desmarque de las normas del buen nivel político y que termine permitiéndose licencias que perjudiquen el prestigio de todos.
Las primarias tienen sentido cuando dirimen una competencia efectiva entre liderazgos equivalentes que requieren despejarse mediante votación popular, a fin de entrar en una competencia mayor con una sola carta.
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Una farsa o una ficción terminaría por favorecer al candidato alternativo al de la centroderecha que no es otro que Kast y que no estaría expuesto a ningún evento de dudosa necesidad.
Lo básico es que debe haber una incógnita a despejar y una competencia real que dirimir.
No es efectivo, como dice María José Hoffmann, que «las primarias son una exigencia ética de un Chile moderno, liberal y democrático”.
Lo son si se las necesita y en ese sentido es un avance a disposición, no por imposición.
Las encuestas señalan que Matthei en estos días triplica a Carter en preferencias, por lo que no nos encontramos ante una verdadera incógnita.
En los eventos electorales, donde se vea comprometido un bloque, pueden participar independientes, pero es necesario que en ese caso la compatibilidad entre los proyectos colectivos y el personal del que no milita sea importante.
Lo mismo le ocurrirá a Ximena Rincón si decide participar de las primarias de la derecha, aunque se identifique como de centro. Cuando se da el paso que potencialmente te puede poner a la cabeza de un sector político, es porque perteneces en sentido amplio a este sector y por eso has decidido integrarse.
En este tipo de eventos pueden participar personas de distinto peso electoral, siempre y cuando el debate que se genere sea lo suficientemente interesante como para que despierte interés en la opinión pública.
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Bajo esta condición sí se constituye en un aporte porque si los puntos de vista son diferentes, aunque no incompatibles, servirá para enriquecer la propuesta programática de un sector.
En definitiva, participar de una primaria no es un derecho, sino una opción que se gana en base a buen comportamiento, coincidencia política y confluencia programática. Cuando eso no sucede, después nos encontramos con el extraño espectáculo de un candidato derrotado en primarias, que luego es uno de los más abiertos críticos de la administración entrante. Algo a tomar en cuenta cuanto le toque organizar a la centroizquierda su propia primaria.
