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Belleza sin quirófano: La nueva panacea en intervenciones estéticas

Fernanda Pavez

Los procedimientos sencillos para intentar lograr el aspecto físico soñado toman cada vez más fuerza. Solo no hay que perder de vista que nada en 100% seguro.

Belleza sin quirófano: La nueva panacea en intervenciones estéticas.

El peligro de las cirugías para conseguir el aspecto soñado ha puesto a los tratamientos no invasivos como una de las prioridades a la hora de alcanzar la figura y el rostro ideal.

La idea: Evitar marcas de la edad, corregir imperfecciones, moldear el cuerpo y disminuir la grasa, entre otras cosas, sin entrar al quirófano.

Chile no ha estado exento a la popularidad de estos procedimientos, tanto en hombres como en mujeres, porque ofrecen resultados rápidos y sin periodos largos de recuperación.

Sin embargo, en el mundo de la estética -como en la vida misma- nada es 100% seguro.

Pinchazos milagrosos

Según cifras de la Sociedad Chilena de Medicina Estética, el Botox es el tratamiento no quirúrgico más solicitado en el país, con un aumento del 15% en su demanda en los últimos años.

Lo corrobora Alina Gómez, especialista certificada en Intervenciones estéticas, quien explica que “este procedimiento consiste en inyectar pequeñas cantidades del producto (toxina botulínica) en los músculos faciales para reducir las líneas de expresión y arrugas”.

A los tratamientos más solicitados también agrega el ácido hialurónico, utilizado para rellenar arrugas y aumentar el volumen de labios, pómulos y otras zonas faciales.

De hecho, de acuerdo con un estudio realizado por la Asociación Chilena de Cirugía Cosmética, el 65% de las personas que se someten a tratamientos estéticos no quirúrgicos eligen el ácido hialurónico como opción.

Gómez explica el éxito de estos procedimientos en que “las intervenciones estéticas sin cirugía suelen ser menos costosas que los procedimientos quirúrgicos, lo que las hace más accesibles para una mayor cantidad de personas”.

Además, “como no requieren de anestesia ni de periodo de recuperación prolongado, los pacientes pueden volver a sus actividades normales inmediatamente después del tratamiento, lo que resulta en una reducción significativa en el tiempo de inactividad”.

Antes de hacer cualquier cosa

Si bien todo procedimiento médico o estético cuenta con riesgos de distintos niveles, como infecciones, hematomas, trombosis, entre otros, sólo un centro acreditado, con personal certificados, disminuye las probabilidades de un mal resultado.

Esto, porque las malas prácticas aumentan aún más los riesgos, por ejemplo, con la utilización de productos e insumos que no son los adecuados o, derechamente, no son aptos para uso humano, lo que puede generar consecuencias tan graves como la necrosis o, incluso, la muerte.

Considerando que el mayor riesgo de someterse a un procedimiento es hacerlo con médicos no certificados y centros sin acreditación, lo más importante antes de agendar una hora y comenzar a planificar un procedimiento es asegurarse de hacerlo con profesionales calificados.

El médico cirujano Camilo Gutiérrez advierte que “pese a todas las ventajas que ofrecen las intervenciones estéticas sin cirugía, es importante considerar que también presentan algunas dificultades y riesgos potenciales”.

“Algunos tratamientos pueden provocar efectos secundarios temporales como hinchazón, enrojecimiento o sensibilidad en la zona tratada, aunque estos suelen desaparecer en pocos días”, agrega.

Advertencias especiales

Desde cumplida la mayoría de edad hasta la edad adulta, tanto hombres como mujeres pueden beneficiarse de estas intervenciones estéticas no quirúrgicas, siempre y cuando sean realizadas por profesionales calificados y con los cuidados necesarios.

Desde tratamientos para la piel, como el ácido hialurónico o bótox, hasta procedimientos para reducir la grasa localizada, como la masoterapia o la radiofrecuencia, hay una amplia gama de opciones disponibles.

Pero en medio del boom y de la variedad que lleva consigo las técnicas de belleza no invasivas, hay un punto importante que no se debe olvidar.

La adicción a estas intervenciones estéticas sin cirugía es un fenómeno real.

Conocida como dismorfia corporal, esta condición se caracteriza por una obsesión excesiva por los defectos percibidos en el aspecto físico, lo que lleva a la persona a buscar constantemente intervenciones estéticas para corregirlos.

La psicóloga de la Universidad Santo Tomás Angélica Cabezas advierte: “Es fundamental que las personas se informen adecuadamente y busquen el asesoramiento de profesionales de la salud mental en caso de sentir una obsesión desmedida por su apariencia física”.

Continúa: “El equilibrio y la aceptación de uno mismo son clave para mantener una relación saludable con las intervenciones estéticas sin cirugía y evitar caer en la adicción”.

“Que la belleza no sea un lujo para pocos”

Katherine Tamburini es conocida como la cosmetóloga de los famosos. Cuenta con más de 12 años de experiencia.

Entre su larga listas de clientes se encuentran modelos, rostros de la TV, competidores de concurso de belleza internacional e incluso cantantes de todos los géneros.

Su especialidad es, como ella dice, “moldear los cuerpos y bajar la grasita”.

“El tratamiento por el cual me hecho más conocida es masoterapia, masajes manuales a los que yo le agregué lipoquímica”, explica.

“No soy la única en el rubro, hay mucha gente haciéndolo”, aclara.

Se trata de quemadores naturales, subcutáneos, una técnica que no es invasiva

“Atiendo hombres y mujeres por igual. Me parece que eso es maravilloso, porque preocuparse de sí mismo no es algo que no debe ser solo de ellas”, manifiesta.

Con orgullo relata que “hace más de dos años he incentivado e integrado más a los hombres y ha sido una muy buena experiencia. Quedan felices”.

Tamburini siente que el cuidado personal debiera ser un recurso accesible para las personas.

“Es trascendental implantar una cultura de cuidado para sentirse lindas y que esto no sea un lujo para pocos. Siempre estoy entregando opciones que no van en una ganancia, es resaltar una ayuda para reforzar la seguridad en las personas”, asegura.

Recalca que “las personas pueden tener cuidado con su cuerpo y su piel sin recurrir a las operaciones. Es más, no necesitaría tanta inversión si tuviera más cultura del cuidado personal”.

Sin embargo, advierte que cuando una persona quiere cambiar algo de su aspecto “es vital asegurarse de quien será la persona a la que le vamos a confiar nuestro rostro y cuerpo. Cualquiera puede decir que es profesional y querer persuadir con eso”.

Otro aspecto a considerar es cuánto tiempo durará el tratamiento. Tamburini asegura que tiene clientes que van una vez al año y con eso es suficiente. “Cuando el trabajo es bueno no necesita tanta frecuencia”, sentencia.

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