Política

Cambio premio mayor por premios de consuelo Por Víctor Maldonado R.

Víctor Maldonado R. Sociólogo

Licenciado en Sociología y Magíster en Ciencias Políticas, ambas de la Universidad de Chile.

Un informe de RN le dice a la oposición que si van en una sola lista en gobernadores, la alternativa de la derecha unida puede obtener el 40% de los puestos en disputa en la primera vuelta.

Cuando hay varias elecciones en curso, lo que define la estrategia de los partidos que tienen opciones es la competencia presidencial. El comportamiento es muy diferente si lo que prima son los resultados inmediatos.

Un informe de RN le dice a la oposición que si van en una sola lista en gobernadores, la alternativa de la derecha unida puede obtener el 40% de los puestos en disputa en la primera vuelta. Es verdad, pero no cambiará nada.

Esto es difícil de refutar porque se hace referencia a un efecto tanto político como electoral. Venimos de asistir al microcosmos de elecciones primarias, de las que se ha puesto de moda decir que no anticipan nada de las elecciones que vienen.

Puede ser, pero lo cierto es que se premia la unidad con buenos resultados y se hace la competencia más difícil a los rivales. Cuando la competencia es estrecha, dividirse es perder y es lo mismo que optar por la peor opción.

Todo muy cierto, claro que hay un “pero” en el caso de la oposición. Un acuerdo de Chile Vamos con republicanos mete a este último partido en la lógica propia del que pone la abanderada presidencial, ordenando a sus competidores del sector en un carril beneficioso para regiones, subordinada en lo nacional.

Cabe recordar que en el proceso constitucional, cuando era el partido de Kast el que podía imponer las reglas porque era el evidente vencedor de la segunda etapa del proceso, este partido no hizo lo más simple y beneficioso: ceder en la redacción de artículos para ganar que se aprobara “su” Constitución.

Si no hizo lo que para un moderado era la fórmula de la sensatez por excelencia (ceder poco, para obtener lo principal), menos lo hará ahora, cuando sabe que tiene que remontar y, para lograrlo, tiene que perfilarse y distinguirse.

En la oposición tienen los mismos datos, pero no tienen los mismos objetivos. Para republicanos la competencia que manda es la presidencial y no pretenden cambiar la primogenitura ni por un abastecimiento garantizado de lentejas.

Si alguna vez se hace necesario escribir una lápida para republicanos, sin duda dirá: “no les fue bien, pero fueron coherentes hasta el final”. Amén. Como sea, la decisión ya fue analizada, tomada y comunicada y la idea de dar marcha atrás no parece ser la costumbre por esos lados.

Chile Vamos sigue enfrentando la negociación política de su sector como si se tratara de un intercambio de opiniones entre RN y la UDI. Es lo que ha hecho siempre y es muy extraño porque es una fórmula que lleva años sin funcionar.

Probablemente, es un comportamiento que se justifica en el caso de las directivas partidarias porque no pueden renunciar a un escenario tan promisorio como el que anticipa la lista conjunta, pero otros actores no esperarán.

A la competencia municipal se están sumando liderazgos importantes de la coalición de centroderecha y lo que los caracteriza no es la confianza infinita en lo que puedan hacer sus partidos.

Como sus campañas se ven fortalecidas asociándose a un liderazgo presidencial, han tomado el camino corto. Karla Rubilar y Felipe Alessandri proclaman a Matthei y listo.

En política, lo óptimo deja de serlo si lo que hace es detenerte en plena competencia. La contienda electoral se desató y va a arrastrar a todos.

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