La U atraviesa uno de los momentos más complejos de su historia reciente. El conflicto entre Michael Clark y la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) no solo ha paralizado las negociaciones de refuerzos para el equipo de fútbol, sino que también ha puesto en duda la estabilidad de Azul Azul, la sociedad anónima que controla al club universitario.
El ambiente de incertidumbre ha sido tal que ICR Chile, una de las principales clasificadoras de riesgo del país, ha decidido modificar la tendencia asignada a las acciones de Azul Azul, pasando de «Estable» a «En Observación».
Esta decisión responde a las recientes controversias y discrepancias que han surgido en torno al cumplimiento de las normativas vinculadas al cambio de propiedad del club, específicamente sobre el control indirecto de la sociedad.
Lea también: Clark defiende a Azul Azul: «La crisis de Sartor no nos afecta»
LAS RAZONES DEL CONFLICTO
La modificación en la clasificación de riesgo de Azul Azul refleja una creciente preocupación por la falta de claridad en la gestión del club. La clasificadora de riesgo advirtió que el cambio de propiedad de Azul Azul y las discrepancias con la CMF han generado incertidumbre.
En su informe, ICR Chile señala que el conflicto ha dejado varias preguntas sin respuesta, especialmente en cuanto a los posibles efectos de sanciones regulatorias y los costos asociados al eventual incumplimiento normativo.
Este escenario es particularmente preocupante para los hinchas de la Universidad de Chile, quienes ven cómo las negociaciones por refuerzos para la temporada 2025 permanecen estancadas.
La incertidumbre financiera amenaza con desestabilizar las operaciones rutinarias de la sociedad, lo que podría afectar no solo el fútbol profesional, sino también otros aspectos administrativos y operativos del club.
AZUL AZUL BAJO OBSERVACIÓN
La decisión de colocar las acciones de Azul Azul «En Observación» se debe a la necesidad de monitorear continuamente el desarrollo de este proceso. ICR Chile también enfatiza que el conflicto podría tener repercusiones más allá de las finanzas.
Las posibles sanciones regulatorias pueden afectar la estructura de propiedad y el gobierno corporativo del club, lo que podría comprometer su estabilidad a largo plazo.
A medida que avanza el conflicto entre Michael Clark, dueño mayoritario de Azul Azul, y la Comisión para el Mercado Financiero, la Universidad de Chile se enfrenta a un futuro incierto. Los fanáticos del club esperan que la situación se resuelva pronto, pero la incertidumbre persiste, tanto en lo deportivo como en lo institucional.
UN FUTURO EN SUSPENSO
Por ahora, el futuro de la U de Chile depende de cómo se resuelva esta disputa. Si el proceso no avanza de manera favorable para Azul Azul, podrían surgir consecuencias graves para el club, no solo en el ámbito deportivo, sino también en su capacidad para manejar sus finanzas y operaciones a nivel corporativo.
En un contexto donde los refuerzos son fundamentales para afrontar los desafíos deportivos, este conflicto podría dejar a la U de Chile sin las herramientas necesarias para competir al más alto nivel.
Sin duda, el club necesita una pronta resolución para retomar el rumbo y evitar que los problemas financieros sigan afectando su rendimiento tanto dentro como fuera de la cancha.
